martes, 25 de enero de 2011

La multilingüe cultura paraguaya

Cuando tenía alrededor de siete años, mis padres me pusieron a estudiar inglés con la mamá de mi mejor amigo. Como a esa edad el tiempo parece eterno, es difícil saber realmente cuánto tiempo duraron las clases. Seis meses? Un año? Lo único que recuerdo es que hacía muy poco había aprendido a escribir. Todavía guardo la imagen de mi horrible letra de ese entonces (casi tan fea como la actual).
Y pasaron los años. Y olvidé el inglés. Borré inclusive el recuerdo de haberlo estudiado alguna vez.
En 1994 fui a un campamento scout en el extranjero. Tenía trece años. Conocí a mucha gente de diferentes países. Y allí me tocó la oportunidad de tomar contacto con jóvenes holandeses. Gran sorpresa la mía cuando, sin darme cuenta, empecé a hablar en inglés! Sabía inglés! No era uno muy avanzado. Más bien me pasaba preguntando cómo se decían las cosas. Pero me comuniqué. Y más aún: aprendí.
Por más que no lo supiera, el idioma estuvo siempre ahí, latente, esperando ser utilizado.

Lo mismo nos pasa a los paraguayos de la frontera. Nacemos en una tierra donde el portugués se mete en nuestro cerebro sin percibirlo. Está grabado como si fuera el idioma materno. Ver la televisión pasando de un canal hispanoparlante a otro que se comunique en portugués es para nosotros prácticamente imperceptible.

Y, en general, nos pasa a todos los habitantes de este maravilloso país tener el hábito de cambiar de idioma en idioma con mucha facilidad, gracias a que nuestra cultura nos ha legado dos lenguas: el español y el guaraní.
El paraguayo es así: políglota por naturaleza. Se adapta al idioma de su interlocutor.
Nos gusta comunicarnos, más allá del lenguaje en cuestión.

Mucha gente se queja: "siempre que viene un brasilero, todos se ponen a hablarle en portugués. Por qué él (el brasileño) no se adapta a nosotros y no intenta hablar español? Acaso cuando nosotros nos vamos a Brasil ellos intentan hablarnos en español? No! Nosotros (los paraguayos) otra vez tenemos que adaptarnos a ellos."

Si bien es cierto que existe un avasallamiento extranjero en esta zona del país y que el gobierno se cruza de brazos frente a la explotación laboral y el desarraigo cultural que se sufre, ésta es una circunstancia temporal y local; no es algo que expliqué la razón por la cual somos multilingües.

Yo creo que el paraguayo simplemente busca agradar al otro. Sea el idioma que sea el que hable la otra persona, busca que el otro se sienta a gusto y entienda.
Y, por supuesto, ya estamos programados para ellos a causa de nuestra facilidad de aprendizaje de idiomas, heredada desde el mismo momento en que se aprobaron tanto el guaraní como el español como oficiales.
Discordo totalmente con aquellas teorías acomplejadas –y acomplejantes!– que ubican la simpatía innata del paraguayo dentro de un "achicarse" frente al extranjero. No hablamos en protugués, inglés, o el idioma que sea, porque nos sintamos menos ni por vergüenza.

Me sucedió muchas veces que visité a amigos que pasaban por pesares económicos y, sin embargo, nunca dejaron de ofrecer lo mejor que tenían a la visita, lo quisiera yo o no.
Somos hospitalarios, hasta en nuestra forma de comunicarnos.

Creando preconceptos de inferioridad lo único que generamos es un rencor infundado contra los extranjeros y una indiferencia contraria a nuestra tendencia natural. No neguemos nuestra esencia: nuestra simpatía, nuestra facilidad de adaptación y nuestra grandeza de corazón.
Seamos auténticos!

martes, 11 de enero de 2011

Buscar el control remoto nos ocupa 19 días de nuestras vidas!

Era una mañana de primavera. Corría el año 1996. Sonó el timbre del recreo en el colegio y, como vacas saliendo del redil, nos retiramos de la sala de aula. "Nde, me fui ayer a tu casa como quedamos y no estabas" me dijo un amigo. Y la verdad es que, como nunca me caractericé por la alta calidad de mi memoria, me había olvidado.

Siempre hubieron momentos en mi vida en los cuales tomé decisiones, y ése fue uno de ellos. En ese día decidí que empezaría a usar una agenda. Casi nadie usaba, ni en esa época, ni a esa edad.

La utilización óptima del tiempo siempre fue, a partir de ese instante, una de mis prioridades.
Es cierto: pierdo muchas horas en cosas intrascendentes. Y siempre me sucede. Pero la mayoría de las veces termino dándome cuenta y reencauzando mi actuar.
Si no fuera por mi agenda, no tendría cómo decir al cerrar el mes "hice mucho" o "hice poco".
Y cada vez me convenzo más: el tiempo es prácticamente infinito cuando sabemos utilizarlo.

Con el paso de los años, ya terminado el ciclo secundario, empecé a escuchar los típicos y melancólicos comentarios "qué buena la época del colegio!", "cómo extraño el colegio!", "qué gusto que daba no tener responsabilidades!", entre otros. Y siempre me preguntaba: "Seré un pez fuera del agua? Soy acaso yo el único que disfruta de los compromisos?".
Una de las cosas que me encantaron desde el principio en la etapa universitaria y laboral es la de poder hacer más cosas. Ya podía manejar, viajar, entrar en organizaciones, votar... Me sentía completo! Era casi un adulto!

Encontré este video y quiero compartirlo con ustedes:



Y el resto de las horas? A qué las dedicamos?
"No tengo tiempo" me parece una respuesta muy inocente cuando nos preguntan si podemos comprometernos a algo.
Qué vamos a hacer con ese 20% de nuestras vidas que no encaja en ninguna de las clasificaciones del video? Despilfarrarlo frente a la pantalla del computador?

Algo que en Paraguay es un mal nacional es la falta de compromiso con las causas voluntarias. El porcentaje de jóvenes y adultos que hace parte de grupos sociales, religiosos, culturales o de otra índole es bajísimo.
Tomemos responsabilidades, amigos y amigas!
Aunque no asumamos un cargo formal dentro de la organización, siempre hace falta alguien que cumpla tareas. Las reuniones muchas veces son aburridas! Pero buscar, comprar, llevar, traer, ir, venir... eso es algo que todos podemos hacer, no nos toma casi tiempo, no exige altas cuotas de compromiso y, sobre todo, es lo que realmente hace falta!

Animémonos a darle una mano a tantas ONGs que hay en nuestro Paraguay! Sea cual sea.
Éstas son tres organizaciones a las que quiero muchísimo, y les invito a participar.
Si no les interesa ninguna, aquí hay directorios de ONGs en Paraguay:

Usémos nuestro tiempo para dejar una huella en la historia!
Un abrazo, amigos y amigas!

sábado, 8 de enero de 2011

Necesitamos más carpinteros!

Qué harían, amigos y amigas, si se acercara a ustedes una persona con un arma y, apuntándoles a la cabeza, les dijera que hicieran algo? Creo que habrían algunas excepciones –cuando lo solicitado afecte a un ser querido, por ejemplo–, pero en el resto de los casos, quién permanecería acaso un solo segundo sin empezar a moverse para realizar el acto solicitado?
Nuestro instinto de supervivencia se despierta con notable facilidad en momentos extremos.

Pero en el resto de los casos de la vida cotidiana, o al menos casi en la mayoría, el ser humano es dueño y señor de sus actos. Posee tal libertad, que incluso es capaz de decidir algo que vaya en su propio deterioro  personal, como lo son los vicios.
Independencia, sin embargo, no es lo mismo.
La libertad es un martillo. Podemos romper muebles, vidrios, cabezas; lo que queramos.
La independencia es el carpintero que lo utiliza. Él sabe cuál es su propósito, conoce para qué sirve la herramienta.

La libertad es un regalo. Viene por defecto en cada nuevo niño que nace.
La independencia se conquista. Exige de nosotros algo más que el solo mérito de haber nacido seres humanos: requiere carácter. Al tener condición de seres sociales, buscamos naturalmente la aceptación de los demás. Y hay que pagar un precio alto por ser independientes: el posible rechazo.

La cultura, la tendencia, la moda, las costumbres no son más que clavos sobre los cuales tenemos la posibilidad de martillar. Está en nosotros ser o no buenos carpinteros.
Por supuesto, vamos a tener varios visitantes en nuestro taller que van a decirnos que somos "aburridos" o "santurrones" porque no utilizamos ese martillo para romper cuanto encontremos frente a nosotros. De eso no me queda duda alguna. Van a burlarse en público, tal vez.

En Paraguay existe la creencia de que nadie puede llegar a ser el carpintero.
Yo estoy en desacuerdo.
Podemos acaso decir que esta "cultura de corrupción" es un yugo al cual estamos condenados a someternos, del cual nadie puede escapar? Por supuesto que no! Ése es un clavo más! Podemos asestar el golpe o dejarlo pasar. Cada uno tiene un carpintero dentro que puede tomar la decisión de no corromperse!
Que van a burlarse de nosotros por pagar una multa de varios jornales mínimos, en vez de "arreglar" todo ahí no más? Van a reírse cuando sepan que no copiamos en un examen y, por eso, nos aplazamos? Van a tomarnos por tontos cuando formamos toda la fila de entrada y no buscamos "colarnos" detrás de algún amigo?
Y qué importa si se burlan, se ríen o nos toman por tontos? Si somos independientes... No hacemos lo que hacemos porque nos interese lo que piensen: lo hacemos porque creemos que es lo correcto, porque es lo que debe hacerse y porque somos conscientes de que haciéndolo, creamos contra-corriente!

Hace falta un ejército de carpinteros para construir este nuestro hogar: el Paraguay.
Se animan a hacer parte de ese batallón, aunque seamos soldados anónimos y nadie jamás sepa nuestros nombres, aunque no salgamos en la portada de los diarios por hacer lo correcto, aunque perdamos dinero y tiempo por hacerlo, aunque nadie –absolutamente nadie!– al final nos agradezca por haber construido una nueva Nación?
Yo lo haría. El Paraguay vale esa pena!

jueves, 6 de enero de 2011

Soñar, idealizar, proyectar, realizar

"Para qué tirás la basura en el basurero? Si todo el mundo tira en la calle".
"No hace co falta que frenes en el semáforo, si todo el mundo pasa igual no más en rojo".
"De balde vamos a irnos temprano para la reunión, si al final 'hora paraguaya' no más va a ser otra vez".

Nunca sintieron más fuerte aún el deseo de hacer algo por el solo hecho de que las otras personas les dijeran que no pueden hacerlo?
Dentro de nosotros hay un ser tan increíblemente fuerte que se alimenta de las adversidades: un cazador acechando a su presa, un investigador incansable buscando una fórmula secreta, un estratega calculando sus próximas movidas.

Decía José Ingenieros, un hombre a quien admiro mucho:
"La humanidad no llega hasta donde quieren los idealistas en cada perfección particular; pero siempre llega más allá de donde habría ido sin su esfuerzo".

Qué sería de este mundo sin nosotros, los idealistas, buscadores por naturaleza de nuevos horizontes?
Aunque de todo lo que nos propongamos sólo realizáramos la mitad, esa mitad no la hubiese hecho nadie. No existiría!
Escuché en un curso al que asistí hace varios años: "Es mejor ser el dueño del 20% de algo, que el dueño del 100% de nada".

Queridos amigos y amigas, debo ser sincero y decirles que disfruto de mis sueños. Sé que soy un idealista y me propongo muchas metas que finalmente terminarán por no cumplirse, y que, con lo perfeccionista que soy, acabaré frustrado y encerrado durante un par de días. Pero al cabo de ese tiempo, ya saldré de mi claustro con nuevos sueños por los que luchar. Y es un ciclo eterno: no se acaba nunca. Para qué negar lo que somos? Confío en que por algo cada uno lleva ese soñador dentro: es nuestra misión en la vida dejar ese legado y cambiar, aunque no sea en la totalidad de nuestros deseos, este hermoso mundo que nos han regalado.

"Solamente los grandes hombres transforman sus sueños en la misión de su vida" decía José de San Martín.
Animémonos a soñar! Convirtamos esos sueños en metas!
Hay un Paraguay que está sediento de soñadores!

lunes, 3 de enero de 2011

Mejores personas: mejores sociedades

Aunque soy un poco escéptico a tocar temas religiosos aquí en mi blog, hoy quiero hacerlo para sentar postura sobre algo que siempre escucho, pero nunca termina de cerrarme.
Soy cristiano católico. Me encantan los debates religiosos, con otros católicos, con cristianos no católicos, con no cristianos y con ateos. Creo que los debates religiosos, más que buscar convencer al interlocutor de que lo que uno dice es "la verdad", deben buscar el conocimiento, la integración y el respeto mutuos.

"Dios es amor" reza una cita bíblica eternamente reiterada por nosotros, los cristianos.
Muchos de nosotros sostenemos que si amamos a todos seremos buenas personas y buenos cristianos, y que, por consiguiente, mereceremos el cielo. Y lo escucho en los sermones u homilías una y otra vez, católicos y no católicos.
Qué significa finalmente amar?
Si estamos tan de acuerdo con la frase, y asumiendo que el 90% o más de los paraguayos somos cristianos, en cualquiera de sus versiones, por qué es que hay tan poco respeto a las leyes en nuestro Paraguay? Diganme cuánta gente hay entre nosotros que nunca hayan transitado en contramano? Cuántos pueden levantar la mano y decir que nunca han coimeado a un policía? Cuántos no copian en los exámenes? Cuántos no se ausentan en el trabajo y no mienten en los certificados médicos?
De qué amor estamos hablando? Amar acaso significa únicamente estar pegaditos el uno con el otro, besándonos? Por supuesto que no!

Quiero comentarles nada más, queridos amigos y amigas, que la cita bíblica tan famosa no es tan corta como la rezamos. Es la siguiente:
"El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros,
y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
Nadie ha visto jamás a Dios.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros,
y su amor se ha perfeccionado en nosotros."
(1 Juan 4, 8-12)
En este pasaje bíblico, la identificación de Dios con el Amor no es acaso un puntapié inicial para finalmente decir que debemos amarnos los unos a los otros?
Y si convenimos que el amor no es solamente "besuquearnos" sino que exige sacrificio, resignación, respeto a las personas y a las leyes, debemos reconocer que estamos lejos de ser verdaderos cristianos.

Creer en Dios y amarlo, por lo tanto, implica que dejemos de lado nuestro mundito personal y salgamos al encuentro de los demás, salgamos a "pisar tierra" en lo que es la realidad de nuestros compueblanos.

Supongamos que ustedes comparten conmigo lo que acabo de escribir: amamos y salimos a conocer el mundo que nos rodea; cómo permanecer impasibles frente a tanta desigualdad, tanta injusticia, tanta mentira?
Es por eso que existe otra cita bíblica de vital importancia para interpretar el significado de la palabra "Fe":
"Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras."
(Santiago 2, 17-18)
Si creemos en Dios y cumplimos su mandamiento de amar, cómo decir "creo" o "amo" si no tomamos algún compromiso por demostrarlo con obras, tal como habla Santiago?
Esa creencia o ese amor no necesariamente necesitan plasmarse en "obras de caridad". Muchos lo hacemos así. Pero hoy en día, necesitamos que cada uno se decida a edificarse a sí mismo.
El Paraguay está lleno de ONGs pero vacío de ciudadanos.
Donar dinero a una entidad de beneficencia no es compromiso, no es obra.
Aquel que, además de destinar parte de sus bienes monetarios, se alista en el plantel de esas organizaciones está realmente comprometido con la causa. "El tiempo es dinero" dicen, y en este sentido coincido con la sentencia.
esa pertenencia a organizaciones exige también coherencia personal en buscar la construcción de un nuevo país en todos los sentidos, integralmente: siendo nosotros, los voluntarios, honestos y responsables en nuestro día a día, que es donde nadie nos controla ni nos saca fotos.

Enfoquémonos en crecer personalmente, como ciudadanos, sin olvidar que de nada sirve nuestra perfección personal, si al lado nuestro están caminando personas con hambre, con frío, sin hogar donde dormir o sin educación para poder avanzar. Nuestro crecimiento como individuos tiene que ser muestra de nuestro compromiso y servir a un fin, a algo más lejano que nuestro propio ego: a nuestra comunidad!

sábado, 1 de enero de 2011

Hay que democratizar la democracia!

Hay un juego de mesa muy popular en todo el mundo que jugaba cuando tenía aproximadamente diez años. Recuerdo largas noches en vacaciones cuando nos juntábamos los vecinos y hacíamos la fiesta: nos quedábamos hasta las dos o tres de la madrugada jugando! Inédito para nosotros! El juego se llama “El Banquero”. Es en realidad una réplica de un juego estadounidense llamado “Monopoly”.
El juego, por supuesto, traía todo un manual de reglas complejas que no entendíamos por completo. Nosotros simplemente lo jugábamos de la forma que nos era posible. Fue solamente con el paso del tiempo y la reiteración del ejercicio que conseguimos entender realmente cómo se regía. E incluso, llegamos a establecer nuevas normativas de común acuerdo, las que hacían del juego todavía más interesante!

Pasa lo mismo cuando hablamos de la democracia.
La democracia no es como la caja de cambios de un automóvil: un artefacto cerrado y lacrado, que poquísima gente entiende cómo abrir y, en caso de llegar a hacerlo, a cómo volver a cerrarlo. No es un utilitario que se recibe y tal cual se utiliza.
La democracía mucho menos es una caja de Pandora: algo que nadie sabe qué tiene adentro y peligroso, por lo tanto no recomendable de ser abierta.
No, amigos y amigas, no es ninguna de estas cosas.
La democracia no es una estructura: es una filosofía. Es la utilización de principios de autogobierno para que un pueblo se autoregule.
Nosotros podemos, utilizando la democracia, establecernos nuestras propias reglas del juego, como en "El Banquero"!

Dicho lo anterior, me pregunto: por qué es que en Paraguay seguimos siempre haciendo lo mismo, desde hace quién sabe cuanto, en lo que respecta a nuestro sistema de gobierno, en nuestro sistema judicial, en nuestra manera de organizar las estructuras gubernamentales? Por qué seguimos copiando estructuras extranjeras tal cual existen en sus países de origen?
Importamos la experiencia de los demás y la trasplantamos sin darnos cuenta de que somos suelo distinto, nuestro clima es otro y que las alimañas abundan! Y lo peor es que muchas de esas veces, traemos estructuras "pasadas de moda", que ya fueron reemplazadas por no funcionar!

Esa misma democracia de la que les hablaba antes me hace pensar de que tenemos total libertad de hacer y deshacer con nuestro querido Paraguay,  buscando constantes mejorías de sistema y de estructura, con el objetivo de lograr mejor calidad de vida para nosotros, nunca en desmedro de algunos sino siempre en beneficio de todos.

Sueño con un sistema político-económico exclusivo, uno "Made in Paraguay".
Acaso el mercantilismo, el capitalismo, el comunismo, el socialismo, y demás "ismos" no surgieron como respuesta estructural para un territorio geográfico, un pueblo y un tiempo específicos?
Nosotros, los paraguayos y paraguayas, tenemos la suficiente capacidad para iniciar debates respecto a nuestras preferencias culturales y nuestra realidad espacio/tiempo, y plasmar nuestro estilo de vida en nuestro propio "Manual de Instrucciones".
Espero, con el paso del tiempo, poder pasarles algunas ideas de cómo veo que podría ser ese sistema.

Y recuerden: a mí, más que solamente escuchar que les gustan mis ideas, me interesa que saquen ustedes las suyas propias, a favor o en contra de las mías, pero siempre buscando construir algo juntos, nunca destruir!