sábado, 27 de agosto de 2011

Se buscan jóvenes


Joe Cocker es un cantante británico nacido en 1944. Tuvo bastantes éxitos en su carrera musical, pero estoy seguro que ninguno que le identifique tanto como "You can leave your hat on", banda sonora de la película "Nueve semanas y media".
El tema es tan marcante en el erotismo y se utiliza con tanta frecuencia en esos momentos, que a mí personalmente me llevó siempre a pensar en su intérprete como alguien básico, carnal, e incluso superficial.
Eso hasta que conocí, gracias a mi padre, más de su obra. Y qué buenas canciones encontré!

Dentro de ese descubrir al artista, también encontré contenidas en sus letras ideas muy importantes para mí, profundas, renovadoras, frutos de una persona madura e interesante. Descubrí que estaba muy equivocado sobre su persona.
Es sobre una de esas posturas que él asume que quiero hablar. La canción se llama "N'oubliez jamais”.

"No lo olvides jamás!
-escuché a mi padre decir-,
cada generación tiene su propio estilo,
un deseo de desobedecer.
No lo olvides jamás!
Está en tu destino
una necesidad de estar en desacuerdo
cuando las reglas obstruyen tu camino"

Sé que nada nació hecho, que todo es fruto del desarrollo que algún idealista se dedicó en cuerpo y alma a realizar. Antes de él, no era nada. O era poco. Y después de él ha quedado suficiente. Pero no lo ha dejado completo. Nada llega nunca a su grado máximo de evolución, porque la evolución misma genera más y más evolución.
Sucede con las cosas, con los inventos, con las herramientas y utilitarios que nos brinda la tecnología de hoy. Y también sucede con la misma sociedad, su economía, su política, su estilo, su ideología, sus costumbres: evolucionan. O al menos deberían.

Por muchos años han quedado inmóviles en Paraguay las corrientes sociales, descansando sobre los dogmas que impuso la dictadura. Esos movimientos humanos, pujantes hacia el desarrollo, hacia un nuevo estado de bienestar, mejor que el de hoy pero peor que el de mañana, permanecieron quietos por tanto tiempo que ya creemos de que no deberían moverse. Molestan.

"Para qué lo que reclaman estos estudiantes? Las cosas son luego así", "La corrupción ningo ya está instalada, no se puede luego hacer nada", "Los pupitres del colegio siempre están rotos... No sé por qué lo que les molesta tanto si ésta es no más luego una escuela pública", "Los colectivos son chatarra, y así no más luego van a permanecer, si no se puede luego cambiar eso", y quién sabe cuántas otras frases célebres.
Éste es el repertorio de una generación pasada, amoldada, domesticada, resignada. Escucharlo de labios de gente mayor no me molesta. Existen, gracias a Dios, excepciones a esto; personas de edad avanzada que conservan su idealismo hasta el final. Pero lo cierto es que gran parte de los adultos prefieren permanecer en la quietud y tranquilidad de sus casas, tomar su tereré, disfrutar de la cosecha de su vida, y esperar a que pasen los años así.


Pero escuchar estas frases de boca de un joven es muy duro. Es lamentable ver que alguien que puede soñar, vibrar, entusiasmarse, enamorarse, y tiene toda la vida por delante, ya se haya resignado a lo que ve, lo que existe, lo que hay, y se sacó sus ideales antes de entrar por la puerta de su existencia, para no ensuciar el piso de la mediocridad en la que vive el resto de la sociedad.

Sueño con un Paraguay nuevo, distinto, mejor. Pero no sirve de nada cambiar los colectivos o cambiar los pupitres de los colegios, si seguimos siendo los mismos de siempre. Es más! No cambiarán jamás ni unos ni otros si nosotros, jóvenes de cuerpo y alma, no cambiamos primero, si nosotros no nos revolucionamos internamente, si no nos rebelamos contra nuestra propia situación actual, sea buena o sea mala, porque siempre puede ser mejor.
Ya lo decía Blaise Pascal, en otras épocas, y seguimos siendo los mismos: "No creo en las revoluciones que cambian el orden de las cosas y no cambian el corazón del hombre".

Paraguay necesita jóvenes, no sólo de edad.
Existe acaso algún mérito en llamarnos jóvenes sólo por el hecho de tener pocos años? No actuamos a veces acaso con el conformismo -y hasta pesimismo- de un anciano? Dónde quedaron los ideales de una frondosa generación que carga sobre sus hombros el "somos el futuro de la nación" sin pensar siquiera a dónde quieren estar en ese futuro?
No, no es suficiente con tener una fecha de nacimiento muy cercana como para desencadenar toda una revolución en Paraguay y cambiar de una buena vez y para siempre este hermoso país.
Hace falta más!

Decía José Ingenieros:
"Cada vez que una generación envejece y reemplaza su ideario por bastardeados apetitos, la vida pública se abisma en la inmoralidad y en la violencia. En esa hora deben los jóvenes empuñar la antorcha y pronunciar el Verbo: es su misión renovar el mundo moral y en ellos ponen sus esperanzas los pueblos que anhelan ensanchar los cimientos de la justicia."

No les parece, amigas y amigos, que ha llegado el momento en que debemos dejar de mirar solamente lo que nos muestran, dejar de aprender solamente lo que nos enseñan y dejar de vivir solamente lo que nos permiten?
Somos parte de una sociedad que se ha quedado en el tiempo, que ha dejado de avanzar, que añora lo de ayer, pero que no sueña con lo de mañana.
Seguir el camino que nos han trazado es lo que de nosotros se espera. Pero yo sé que podemos más.

Hemos olvidado nuestra cultura, liquidado nuestras tierras y nuestros bosques, reemplazamos las buenas costumbres por el clientelismo político, la hospitalidad se ve solamente cuando existe algo que recibir a cambio, cerramos las puertas y ventanas de nuestra casa y alzamos altas murallas por miedo a que nos desvalijen.
Pero pensar en eso sólo nos trae recuerdos de un ayer que ya pasó.
Y estoy seguro que el hoy que nos regalaron no nos gusta.
No lo hemos hecho nosotros. Aquellos que permitieron caer la estantería hasta dejarla como está nos dictan hoy cátedras de lo que se puede y no se puede hacer.
Les haremos acaso caso? Tienen autoridad moral para mostrarnos cómo hacer las cosas? Han dejado algún legado que despierte admiración o nos inspire a la imitación? En absoluto! Lo único que recibimos son malos hábitos y antivalores.

Es por eso que hoy necesitamos de más jóvenes.
"La energía juvenil crea la grandeza moral de los pueblos. Cada generación debe llegar como ola vigorosa a romperse contra la mole del pasado para hermosear la historia con el iris de nuevos ideales; juventud que no embiste, es peso muerto para el progreso de su pueblo." (José Ingenieros)

Necesitamos romper con las ataduras del "no se puede".
Olvidemos el pasado que ya fue. Y aceptemos el presente que ya está. Programemos el futuro! Mente abierta, puños cerrados y mirada en alto, dispuestos a romper cualquier barrera que se interponga en nuestra vía, porque es adelante a donde queremos ir, y son muchos los que nos van a querer frenar.
Yo sueño con un país sin corrupción, un país justo, un país rico, próspero y equitativo, un país que sea de cada uno. Yo sueño.
Pero me despierto cada mañana dispuesto a empezar conmigo mismo.
Despertarían, amigas y amigos, sus ideales dormidos y harían su parte?

viernes, 12 de agosto de 2011

Qué es valioso para ustedes?


Cuando me inicié en el estudio de la Economía, hace ya algunos años, la malla curricular contenía una materia llamada "Teoría Económica".
Nunca me caractericé por ser buen memorista. Antes bien procuraba internalizar los conceptos y tomar postura frente a ellos, sea que me agradaran o no. Y la mayoría de las veces con una visión crítica y algo reformadora.
Recuerdo de ese entonces que uno de los temas que más me conflictuó era el de la utilidad.

La utilidad, según la Economía académica de hoy en día, dice que "cada consumidor tiene, dentro de su cabeza, un medidor de la utilidad que mide lo feliz que es" cuando consume un bien o servicio (del libro Economía de Fischer/Dornbusch/Schmalensee). Esa utilidad es decreciente conforme la persona consuma más unidades del bien o servicio en cuestión.
Simplificando, yo diría que una gaseosa me proporciona tres segundos de escalofríos en el primer trago, seguido de un "ah!". Sin embargo, cuando beba el segundo, tercero y cuarto tragos, esos escalofríos bajarán a dos segundos nada más y ya desaparecerá el "ah!". Entre el quinto trago y el décimo puede que sea solamente un segundo de escalofríos, y finalmente pasado ese número ya desaparecerán.
Pues bien, la cantidad de escalofríos denotan mi felicidad por consumir el bien, y por lo tanto, la utilidad que ese bien me brinda.

Es aquí donde entra mi cuestionamiento: estamos en lo correcto cuando ponemos el calificativo de útil a algo y le otorgamos valor, simplemente porque produce placer o felicidad cuando es consumido?

Vamos a suponer que un joven A dispone de Gs.500.000 en su billetera y, como es viernes, decide salir.
Esa noche, se gasta todo el dinero en la entrada de la disco, en tomarse como cincuenta cervezas, y en hacerse el Don Juan invitando a todas las chicas un trago. Es el ídolo de la fiesta.
Según la economía académica, este muchacho obtuvo una altísima utilidad de su dinero, que le rindió vaya uno a saber cuántos escalofriantes besos esa noche (y  una larga resaca al día siguiente).

Supongamos ahora que un joven B trabaja en esa discoteca donde nuestro anterior personaje se rifó todo lo que tenía, y que justamente, antes de salir del trabajo, recibe esos mismos Gs.500.000 en concepto de pago por esa noche de trabajo.
Al día siguiente va al instituto donde estudia informática y paga su cuota. (Personalmente, creo que pocas cosas han de haber menos escalofriantes que pagar cuentas.)
Y efectivamente, al efectuar el desembolso, no experimenta ningún tipo de sensación dérmica que le diga "que feliz estoy!".

Cuál de los dos casos creen ustedes, amigas y amigos, que fue más útil?

El concepto de utilidad está totalmente vinculado a una valoración cortoplacista, hedonista e individualista.
Y el valor de las cosas depende siempre, y en esto sí coincido con la economía académica, de esa utilidad que las personas le otorgan.

Quisiera proponer que ampliemos esa visión.
Dónde está el valor y la utilidad de las cosas en el mediano y largo plazo?

El dinero que hoy gaste en una fiesta raramente a mí me otorgará un beneficio, más allá del tiempo que dure esa ocasión. Tal vez otorgue yo un beneficio a otra persona (como el vendedor de la barra) que gracias a mí cobrará el salario y pagará su cuota, pero finalmente, en el mediano y en el largo plazo, la utilidad para mí mismo ha sido bajísima.
Aquel dinero que, sin embargo, invierta yo en mi educación, me otorgará a mí directamente un beneficio en el mediano y en el largo plazo. Significará mayores salarios (en caso que sea un empleado) o más preparación e iniciativa (en caso de ser un profesional independiente), ya que conocemos globalmente que la inversión en educación es la que hace que los pueblos avancen y se desarrollen.

Cómo medir el valor y la utilidad según los conceptos que les acabo de pasar? Únicamente realizando un estudio de casos generalizado, acompañando historias de vida de muchas y muchas personas, y concluyéndolas finalmente en un indicador y una escala de valores, según los cuales, algunas inversiones serán poco útiles en el corto plazo (por ejemplo, gastos realizados en salud, en compra de herramientas o equipos, etc.) pero desequilibrantemente útiles cuando se mira el largo plazo.

Complementemos la utilidad subjetiva que nos propone la economía actualmente con la utilidad objetiva de los bienes o servicios.
Qué piensan ustedes, amigos y amigas?