jueves, 30 de diciembre de 2010

Reclamo un mejor Paraguay!

Me sucede muy a menudo.
En los actos gremiales o políticos, en las celebraciones eclesiales, en las reuniones de los grupos sociales que frecuento, siento que el público es víctima de los plagueos del orador.
Siento como si me llamaran por otro nombre, que me hablaran de algo que no entiendo, que gastaran saliva conmigo, que mis oídos se vieran obligados a escuchar algo venenoso.
Creo que los plagueos son tóxicos.
Sin embargo, adoro los reclamos.

Éste es un país donde rige la ley de la selva. Está poblado de animales bípedos con prominencia craneal. Sólo se mueven por instintos. No existe urbanismo.
Es un país del silencio frente al maltrato, pero del cuchicheo en los pasillos.
Aquí no se reclama. Aquí uno se plaguea.

El reclamo es salud. Es cuando A hace algo errado y B se lo hace saber.
A puede decidir corregir su comportamiento o no, pero es imposible que desde ese entonces camine en la ignorancia. A partir de ese momento es dueño de su destino.

El plagueo es una enfermedad. O mejor, es enfermante. Es cuando A lo hace mal, B lo mira como si nada, en estoico y masoquista silencio, y sin embargo B va hasta C y hace su correspondiente descargo.
A sigue transitando en la ignorancia. C, que "no tiene vela en el entierro", se las tiene que aguantar. Pero lo peor de todo es que nada cambió. Nadie corrigió sus errores y mañana volverá a suceder.

Escucharon alguna vez los relatos de un episodio muy común en nuestro medio, en que un pasajero corriente sube al transporte público y, ante un mal servicio o una mala conducción, reclama al chofer, y los demás pasajeros, en lugar de apoyarlo, le dicen "no te vayas na a plaguear"?
Son ese tipo de muestras de anti-sociedad las que realmente nos condenan al atraso y a la mediocridad. Es por eso que las empresas públicas o privadas, e inclusive las personas individuales, siguen pisoteando nuestros derechos comunitarios.

Pero como les dije al principio, no estoy aquí para plaguearme con ustedes. Al fin y al cabo, en este cuento, ustedes son C. Estoy hablando con ustedes porque son aquellos ciudadanos pensantes (poca gente accede a leer blogs, aunque tengan la herramienta llamada computadora) y que buscan analizar situaciones socio-económico-culturales, que son los temas sobre los que usualmente escribo.

Hoy quiero pedirles que reclamen, que exijan.
Necesitamos más ciudadanos y menos selváticos.
Somos un país con todo para salir adelante: riqueza natural, posicionamiento estratégico en la región, población disponible para el trabajo (en edad y desocupada), y un mercado virgen en innumerables aspectos. Tenemos las circunstancias ideales para despegar.
Pero debemos dejar de plaguearnos con quienes no nos pueden dar soluciones, olvidarnos de esa costumbre de hablar a espaldas de quienes realmente deberían ser nuestros interlocutores. Y sobre todo, dejar de escuchar a los que se plaguean y motivarles a que empiecen a reclamar.
Estoy seguro que reclamando, con el nuevo año que comienza, comenzaremos a construir un mejor Paraguay.
Feliz 2011, amigos y amigas!

domingo, 5 de diciembre de 2010

Despierta, amada mía!

Despertarte es lo que quiero.
De un sueño de años levantarte.
Pero no quiero en mis brazos llevarte.
No que no quiera; no debiera.

Tantos te tomaron y condujeron,
y con ellos fuiste a tantos paraderos.
Mas no has sido tú quién decidió destinos
sino que cediste ante ajenos arbitrios.

Y hoy estás dormida,
sumergida en angelical ensueño.
Esperarás tal vez un nuevo príncipe
quien te dé nuevos horizontes?

Por qué has sido siempre así,
vulnerable a tus poseedores?
Por momentos te mostrabas decidida
pero con el tiempo nuevamente cedías.

Quiero despertarte.
Te quiero consciente y decidida,
que aprendas de pasados errores
y, sobre todo, que vayas donde tú quieras.

Tienes el futuro a tus pies
y sólo el cielo te limita.
Camina, corre, vuela: como quieras,
pero sólo quédate despierta.

Así te quiero, Patria mía.
Sé tú quien decida por quienes te gobiernan.
Muéstrales tú por donde ir
y edúcanos a tus hijos para poderte seguir.

viernes, 26 de noviembre de 2010

El canto de mi pueblo

Cuando tenía algunos años menos solía leer volcsuaguen a una marca conocida de vehículos, hasta que me tocó, por esas vueltas de la vida, aprender a hablar alemán. Fue entonces cuando finalmente pude no sólo leer correctamente -folksvaguen-, sino entender que Volkswagen quiere decir Vehículo del Pueblo, Vehículo Popular.
El Folclore, que proviene de la misma raíz -Folk: Pueblo- como tantas veces he oído en mi vida, es el conjunto de creencias, sabiduría, costumbres y expresiones artísticas tradicionales de una cultura específica. Palabras más o palabras menos, creo que nadie se opondría a esta definición.

Cuando utilizamos en Paraguay la palabra Folclore, atribuyéndola a la Polca o a la Guarania, me entran dudas sobre si realmente estamos hablando de lo mismo.

Definiendo lo tradicional o popular como aquello que está presente en la actividad cotidiana de un pueblo, veo muy distantes del día a día del pueblo a ambos estilos musicales.
Refrésqueme, por favor, la memoria y díganme la última vez que algún artista -paraguayo o extranjero- lanzó una canción utilizando nuestros estilos autóctonos y llegó a figurar en los charts de los temas más pedidos en las radios o en algún otro.

Un concepto que siempre guardo como herencia de un sacerdote muy influyente en mi vida es que el alma de un pueblo se nota en sus jóvenes y en sus artistas.
Dónde quedó la polca o la guarania en nuestra alma popular? En qué rincón la dejamos? Qué artistas o qué jóvenes son los que las llevan en su cotidianidad?
El último artista del que sé que escribió polcas y guaranias, y realmente tradujo nuestro folclore en notas y letras, es Félix Roberto "Maneco" Galeano.
Es poco lo que conozco de sus obras, si se mira la totalidad de su producción, pero con qué gracia y elocuencia pinta el cuadro de nuestra vida paraguaya! Y que conste que él no necesitó versos demasiado complicados en un guaraní "de diccionario" ni tampoco excesiva erudición en la composición musical. La melodía y su contenido son tal cual era para él, supongo yo, la cultura simple del paraguayo.

Siento mucho cuando veo nuestra actividad nocturna, como jóvenes, y le encuentro un vacío de carácter. La veo totalmente rendida a los pies de un consumismo importado.
Me encanta el inglés. Me parece simple y práctico. Pero jamás encontré una lengua que exprese las cosas con tanta poesía como es la "imagen gráfica" que me causa el guaraní en su estructura. Qué bello idioma!
La vida no me permitió aprender el guaraní en casa, como hubiese querido, pero disfruto siempre cuando alguien me enseña algo nuevo.
Con un idioma tan presente en la vida cotidiana del pueblo -el guaraní sí que es folclore!-, cómo puede ser que no lo escuche en las canciones? Cómo puede ser que nadie se exprese en ritmos y lenguas autóctonos?
En su lugar, encuentro perreos y hastaabajos muy caribeños.

Me parece raro que sigan insistiendo en las escuelas y colegios sobre polcas y guaranias como muestras de cultura popular.
Antes bien creo que, así como están las cosas, deberíamos guardarles un lugarcito a ambos estilos en un buen museo.
"Éste era el folclore paraguayo antes de la llegada de la cachaca, el reggaetón y la cumbia villera" debería decir el cartel donde estén exhibidos.

Les parece a ustedes justo eso?
Si les toca en el alma lo que digo, si les duele en el orgullo, siéntanse tocados también cuando "se dice" fomentar la cultura y el arte, tanto en las instituciones públicas como en las organizaciones del tercer sector.
Dónde está el fruto de ese apoyo?

Si sos músico, evolucioná el estilo. Creá nuevas combinaciones de folc-rock o cualquier otro estilo. Ponele condimento a tu creación musical y agregá palabras en tu idioma (aunque seas como yo que casi no hablo).
Si sos escritor, profundizá en las costumbres vivas. Transmitilas a los demás con tus escritos.
Si bailás los fines de semana, pedile al DJ que se anime a poner, como en una época sucedió, alguna nueva versión de "María Escobar" (polca que se puso de moda hacia finales de los '90).
Y si sos un simple oyente como yo, aplaudí a aquellos que intentan salvar de la agonía al casi extinto folclore de antaño. Aplaudo a grupos como Paiko que crean nuevo folclore y a Juan Cancio Barreto, todo un ícono, que creó su propio estilo de tocar nuestras notas.

Si aplaudimos juntos puede que se escuche.
Tal vez las radios empiecen a divulgar algo nuestro, algo con personalidad propia.
Y reconquistaremos nuestro folclore.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Un país de desaparecidos

Domingo soleado, con calor agradable, casi orillando un buen verano. 07 de noviembre de 2010. 16:00 horas. Elecciones Municipales. Ciudad del Este. Paraguay.

Pasillos vacíos. Mesas de votación vacías. Urnas vacías.
Un "vacío de poder". Del "poder popular". Increíble.

Ya caída la noche, periodistas a quienes admiro por opiniones emitidas en el pasado bajo criterios que me parecían totalmente lógicos, en esta ocasión decían una y otra vez a diferentes interlocutores: "el pueblo habló", "el pueblo quiere más de lo mismo". El pueblo esto, el pueblo aquello.

Qué pueblo? De qué pueblo me están hablando?
Somos un país de seis millones de habitantes (aunque Larissa se niegue a creerlo!). Tenemos alrededor tres millones de votantes inscriptos en el padrón. Eso significa que asumimos que la otra mitad de la población es menor de edad o ya pasó los 65 años. No lo creo, pero es lo que tenemos.
Si es el pueblo el que (como dicen) se manifestó, deberíamos asumir que TODOS los tres millones de inscriptos, responsablemente, dejaron el asado del domingo, la cerveza, la canchita de volei (el tereré se puede llevar), y fueron a votar.
Pero es mentira.
No llegamos ni a los un millón setecientos mil votos! Tuvimos sólo un 57% de participación!
Y el 43% de la población restante? Dónde quedaron un millón trescientas mil personas?
Dónde queda ese país de los desaparecidos?

Hay varias cosas que necesito compartir con ustedes, queridos amigos.

Una.
Somos un pueblo que prostituyó el voto.
El día de las elecciones veo pasearse ida y vuelta miles de furgonetas trayendo votantes, todas con números de lista (cuando eso está penalizado). Al bajarse, todos reciben instrucciones precisas de cómo votar (para no ser tan explícito diciendo "por quién votar"). Y, al volver, les espera una jugosa recompensa: alguna "gratificación" que les permita comer y hacer fiesta durante una larga semana. Espectáculo bochornoso que se repite elección tras elección.
Juan Pueblo ya no sale de casa para ir a votar por voluntad propia. Él ya sabe que alguien va a venir a buscarle (y la cruda verdad es que no le interesa el color del vehículo o el numero de su calcomanía, solamente le interesa tocar el rostro de San Roque González de Santa Cruz una vez más en su larga y agónica vida). Espera ansiosamente que llegue ese rodado.
Pero a veces no llega.
Muchos, muchísimos de esos un millón trescientos mil de ausentes son personas de escasos recursos, que no tienen ni idea de quiénes son los gobernantes ni quienes pretenden llegar a serlo, porque viven en tal situación de exclusión, que trasladarse hasta algún lugar donde llegue la luz o el agua corriente representa pagar en concepto de pasaje ida y vuelta lo que ellos gastarían para alimentar a 5 personas en ese día.
No van a votar porque no tienen cómo, porque no saben por quién, o a veces ni saben que ese día se vota. Es lamentable.
Entonces, aunque el voto sea un derecho, pero también una obligación constitucional, gana aquel que tiene más móviles, aquel que compra mayor cantidad de cédulas, aquel que tiene más dinero.

Dos.
Perdimos la fe en nuestro poder cívico.
Yo sé que muchos de ustedes, ciudadanos de bien y responsables, suben a sus vehículos o se organizan con los amigos, y van a votar por iniciativa propia. Nadie les dice por quién hacerlo. Y, aunque no voten tal vez por el candidato de mi personal preferencia, alabo la conciencia que tienen y les felicito.
Muchos otros de ustedes, no. Creen que el destino está ya marcado y que no sirve de nada ir y mojarse el dedo en la tinta.
Saben ustedes cuál es la nueva técnica electoral?
Antes solía ser lo primero: comprar votos y llevarlos a sufragar.
Hoy en día ya no funciona tan fácilmente. La gente no es tan tonta (eso dicen, al menos). Cobran el dinero y van a votar por cualquiera.
Es por eso que actualmente hay una nueva técnica: compran las cédulas de los votos opositores, y simplemente las retienen para que no puedan ir a votar. No obtienen votos para ellos, pero restan votos al otro.
Lamento informar a los que no fueron a votar que vendieron demasiado barato su derecho. Algunos obtuvieron cien mil guaraníes. Otros, tal vez, hasta doscientos. No sé ni me importa.
Ustedes no obtuvieron nada.
Y lo que es peor, me privaron a mí y al resto de los un millón seiscientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve ciudadanos de tener autoridades que "realmente" merecemos. No las que "dicen" que merecemos.

Que los candidatos son más de lo mismo? Que no vas a ir a votar porque no te gusta ninguno?
Andá entonces y votá "nulo" o "en blanco".
Desde el momento que no te vas a votar, es IMPOSIBLE saber qué es lo que querés o qué es lo que pensás. Nunca vamos a saberlo. Jamás sabremos si hubiese ganado o no el candidato perdedor porque simplemente la voluntad del pueblo NO se hizo manifiesta.

Tres.
Nuestros votantes son cautivos.
Alguno de ustedes sabe cuántos funcionarios tiene nuestro municipio? Alguien puede saberlo con certeza?
Dicen que tiene ocho mil personas dependiendo de ese salario. Yo no sería tan extremista. Yo le daría unos cinco mil.
Son cinco mil votos! Y no son sólo esos cinco mil. Son aproximadamente otros cuatro votos por cada uno de esos funcionarios. Veinticinco mil votos seguros.
Ya escuché testimonios lacrimógenos sobre cómo les manipulan, sobre cómo les hacen pasar hambre y necesidades, sobre la falta de pago de salarios que sufren, sobre los contratos trimensuales que les otorgan y que no les son renovados si no responden a las tareas electorales que les dan.
Cómo puede un pueblo ausente en sus elecciones cambiar un destino, si el 70% de los votos del candidato ganador ya están votos atados por el estómago?
Acaso el 100% de los votos del candidato perdedor no superan con creces al 30% restante del ganador? Por supuesto que sí!
Pero necesitamos TU voto para equilibrar toda la estructura y el funcionariado público que se moviliza a votar con la finalidad de poder recuperar un poco de su pan diario que le fuere negado.
Somos más. Somos inmensamente más.

Así como les dije: si el pueblo (todo él!) vota y elige un gobernante, aunque yo haya votado por otro, me sentiré que hubo justicia. Sentiré que pensamos distinto y que debo hacer mejor las cosas para una próxima vez, y así convencer.
Pero cuando me encuentro con la victoria electoral de unos, pisoteando la voluntad inexpresa del pueblo, siento un gran impulso interno de rabia, frenado por la impotencia y por mi altísimo sentido de respeto a las estructuras.
No iré en contra de la democracia, aunque esté perdiendo con ella.

Existen leyes que no me gustan. Que no me favorecen. Que no favorecen al pueblo. Que no le hacen bien a mi querido Paraguay.
Pero eso no es para mí justificativa para incumplirlas. Igual soy sujeto de su obligatoriedad.
Si alguna legislación no me gusta, antes que incumplirla, debo intentar cambiarla.
Ensuciarme las manos y construir.

Eso es a lo que quiero invitarles, queridos amigos.
Estamos iniciando un trabajo de elaboración de un proyecto de Ley que reglamente la Obligatoriedad del Voto. Y necesitamos tu ayuda. Precisamos de tu apoyo.
Este es un proyecto que involucra a todos los sectores, los partidarios, los sociales, los religiosos. Todo tipo de estructura civil necesita que el voto se ejercite de verdad.
En ese momento tendremos la autoridades que "nos merecemos", porque todos elegirán.

Muchos dicen que el voto debería ser opcional antes que obligatorio.
Acaso no lo es ya ahora? Acaso no vota quien quiere, y quien no quiere ni se da por enterado?
Existe acaso algún tipo de consecuencia para quienes no votan?
Hoy necesitamos que sea efectivamente obligatorio. Que todos estén obligados so pena de alguna consecuencia restrictiva o punitoria, y que el pueblo entero se manifieste en sus elecciones.
Si logramos que toda la ciudadanía vote, el peso de la estructura pública ya no será suficiente para tirar la balanza para el lado de la conveniencia de sus detentores.
Y mañana, cuando las autoridades legítimamente constituidas hayan dado un giro a nuestra situación de analfabetismo funcional, podremos hacerlo optativo, porque el pueblo ya será lo suficientemente consciente como para decidir si hace o no falta su voto.
Pero hoy, nuestro pueblo no tiene aún esa capacidad.

Involúcrense, amigos! Tomen partido! El beneficio será de todos!

jueves, 16 de septiembre de 2010

Matrimonio = Hombre + Mujer

Hoy quiero hablar sobre este tema realmente polémico.

Hay muchos argumentos a favor y en contra que para mí carecen de sustento. Son opiniones idealizadas, dogmáticas y puramente emocionales. Pero no son el objetivo de mi publicación.
Hacen falta más contenidos que sean resultado de un análisis de la situación y que busquen no el respeto a una creencia o una religión, sino el bienestar de todas las personas que creen cada uno en cosas diversas. Todos tienen derecho a que se respeten sus credos.

Quisiera lanzar algunos argumentos que creo que se encajan dentro de este contexto.

El primero es que veo que utilizamos la idea de modernidad para defender a la unión homosexual.
Por qué debemos nosotros encasillarnos en comportamientos o legislaciones ajenas para obtener resultados similares a los que ellos consiguen? Es que estamos buscando ser mejores solamente haciendo lo que los otros hacen?
Si las naciones de Primer Mundo son exitosas en muchas cosas, es porque lo hicieron en base a trabajo duro y renuncias, con carácter y dedicación. No lo lograron por haber aprobado leyes pro-homosexuales.
Los éxitos como nación se obtienen cuando todos los ciudadanos estructuramos un país a nuestra medida; cuando es nuestra idiosincrasia la que se plasma en las leyes; cuando nuestro estilo de vida autóctono sirve de base para nuestro sistema económico, legal y político.
Haciendo una analogía nada más, cuántos países intentaron implantar el sistema comunista en el siglo XX sin tener éxito? No será que no funcionó porque simplemente ése era un sistema para un pueblo específico, para una época específica?
Por eso creo que legalizar la unión homosexual sólo porque los otros "más avanzados" lo hacen carece de sustento.

Sobre el argumento de lo natural o anti-natural, tampoco estoy satisfecho.
Acaso la homosexualidad ya no existía en pueblos como los griegos o romanos ya desde antaño?
No creo que la atracción hombre-hombre o mujer-mujer sea una novedad o inclusive algo fuera de lo esperable dentro de una sociedad.
Sí estoy de acuerdo con el daño físico que significa para el cuerpo el hecho de tener relaciones sexuales homosexuales. Vagina y pene son complementarios. Pene y ano no lo son. Ni tampoco vagina y otras herramientas.
Dentro de una relación en pareja heterosexual cada vez se hacen más frecuentes los "juegos", lo cual no significa que necesariamente sean saludables ni "normales". Simplemente son costumbres que se han hecho comunes, fruto de la cantidad de información recibida de las películas pornográficas o las informaciones de internet desde nuestra más temprana adolescencia. Creo que dichos "juegos" sexuales son amenos o innovadores, y hasta se puede decir que son positivos, siempre y cuando no alejen el centro de la relación de aquello que realmente ES el centro del acto.
Esa es la razón por la cual ahora se ha hecho "moda" o "moderno" que los homosexuales argumenten tener "formas" de hacer el amor.
Yo no creo que sea algo positivo caer en estos argumentos.
El ano, el pene, la vagina y todas las demás partes de nuestro cuerpo tienen finalidades específicas y deben ser respetadas.
Pronto, si no es así, tendremos relaciones por cualquier orificio de nuestro cuerpo. Y no lo veo "normal".

Las personas que hablan de igualdad de derechos para con los homosexuales olvidan que hay una cantidad inmensa de niños heterosexuales que aún no pueden manifestarse, pero que serán bombardeados con informaciones falsas, como las que ha propuesto el MEC, calificando al ano como un órgano sexual.
Ésta es la igualdad de derechos de la que hablamos?
Por qué el derecho de mis hijos de recibir la información de que la familia está constituida por papá, mamá e hijos tienen que verse afectados porque otros están preocupados con "qué van a pensar" o "qué van a sentir" nuestros niños?
Por supuesto que aquellos niños que han nacido fuera de un matrimonio constituido van a sufrir las consecuencias. Y mi hija también las sufrirá.
Pero no es acaso para eso que estamos los padres? No es para dar ese soporte y asumir nuestras culpas que somos adultos? Por qué buscamos disimular nuestros errores castigando con verdades incompletas a nuestros hijos?
Asumamos de una buena vez las imprudencias que cometimos y cometemos, y sigamos adelante. Pero sigamos adelante por el camino de la verdad completa. No les ocultemos nada a nuestras futuras generaciones.
Los homosexuales, por lo tanto, deben asumir que hay que decir las cosas como son y no inventar nuevas teorías sobre cómo debe ser una familia. Hombre-hombre o mujer-mujer podrán hacer pareja, pero no serán "familia". Son otra cosa.

Esto da pie para otra cosa que me preocupa mucho: el matrimonio.
Qué es el matrimonio?
La Constitución Nacional dice "Toda persona tiene derecho a constituir familia, en cuya formación y desenvolvimiento la mujer y el hombre tendrán los mismos derechos y obligaciones", para luego continuar "La ley establecerá las formalidades para la celebración del matrimonio entre el hombre y la mujer".
Es taxativo. Hombre y mujer.
Qué es lo que sucede, según mi entender, cuando queremos igualar las vinculaciones entre hombre-hombre y mujer-mujer con las heterosexuales? Terminamos desfavoreciendo siempre a una de ellas. O a las homo o a las hetero.
Por qué insistir en llamar "matrimonio" a este tipo de uniones?
Hay muchos derechos que deben serles concedidos y con los que estoy de acuerdo: la comunidad de bienes, el derecho de usufructo de seguros sociales u otros beneficios, la herencia, entre otros.
Si dos personas del mismo sexo deciden formar pareja, deben tener un espacio dentro de la legislación que les permita hacerlo. Sería realmente injusto que no puedan compartir con la persona a la que aman aquello que tienen u obtienen.
Pero ello no es justificativa para utilizar el término "matrimonio" para llamar a estas uniones. Deben llamarse de otra manera.
Sobre todo, no es soporte filosófico para obtener otros derechos que son exclusivos de una pareja heterosexual, principalmente la tenencia de hijos.
Ella es fruto de la unión. La adopción es simplemente una vía de subsanar falencias. Es dar beneficio a ambas partes -niño y pareja- cuando la permanencia del hijo no pudo ser posible dentro del matrimonio de sus padres biológicos o cuando estos no pudieron concebir hijos.
No estoy de acuerdo con la adopción de niños por parejas homosexuales. Nadie tiene derecho de someter a nuestros infantes a ello.

Y por último, quiero decir que no tengo argumentos suficientes para decir que la homosexualidad sea fruto de algún tipo de trauma o fruto de cuestiones genéticas.
Pero sí estoy convencido, y esto lo afirmo y reafirmo, que los comportamientos homosexuales se potencian frente al rechazo.
Uno puede haber sido abusado o tener solo mamá o solo papá o cualquier otra cosa, motivo por el cual interiormente busca a personas del mismo sexo. O también, uno puede llegar a tener mayor cantidad de hormonas del otro sexo en su organismo de las que son normales, motivo por el cual supuestamente tiene tendencias de comportamiento homosexuales.
Pero todo ello carece de efecto cuando el comportamiento inducido es correctamente conducido.
Es en la escuela donde empiezan los desvíos.
Es en la escuela donde al niño que tiene gestos suaves sus compañeros rechazan. Es allí donde siente que no es "normal". Es ahí donde empieza a relacionarse más con sus compañeras niñas porque los varones no le aceptan. Es así como empieza su rechazo hacia sí mismo y su masculinidad y termina convenciéndose de que ES homosexual.
Y se puede dar el mismo caso en las niñas.
El resultado de todo este proceso, el momento en que el niño concluye que es homosexual, es total y exclusiva responsabilidad y culpa de los maestros.
Son ellos los que no son capaces de hacer de árbitros frente a las riñas sociales que existen entre sus alumnos. Son ellos los que permiten el rechazo y por consiguiente la exclusión.
Es a los maestros a quienes debemos acompañar si queremos que nuestros hijos tengan seguridad en sí mismos y en su biología.

Es por todo lo anterior que respeto a las personas que gustan de personas de su propio sexo, pero no acompaño de modo alguno las mociones que existen de supuesta "igualdad". Matrimonio y uniones homosexuales no son lo mismo. Familia son papá, mamá e hijos.
Es hora de que busquemos soluciones nuevas para problemas viejos.
Y solucionemos de una buena vez.

lunes, 23 de agosto de 2010

Las Universidades en Paraguay

Qué vamos a hacer con nuestras universidades?

A diario escucho quejas sobre este tema. Son una infinidad de opiniones casi siempre contrapuestas, divergentes. A la universidad le falta esto, le sobra aquello...
Tal vez sean justamente esa falta de única dirección (que como pueblo paraguayo, no sólo se nota en lo que respecta al tema universitario) o la falta de la comunicación de a dónde va esa dirección (en caso de que existiese) las que nos hacen tener siempre posturas personalistas y nunca trabajar juntos por objetivos comunes. La realidad de este país es que todos terminamos buscando nuestro propio camino.

Siempre he sostenido que uno estudia por dos razones: por el placer del conocimiento o por el beneficio que obtendrá con él, ya sea este último monetario, espiritual o de cualquier otra índole.

Aquellos que estudian por placer son muy fáciles de complacer. Y aún más dóciles de conducir en el proceso de aprendizaje, ya que no necesitan ser obligados. Lo hacen por propia voluntad. He visto a muchos de ellos, casi todos de edad avanzada: estudiantes por convicción.
Verdaderamente admirables.

Y luego habemos una infinita masa de estudiantes interesados. Yo me incluyo en este grupo.
Nuestra opción por el estudio no es filosófica: es práctica.
La necesidad de estudiar responde a una exigencia interna o externa de poder realizar algo mejor que como ya lo estamos haciendo. O, al menos, obtener algo que "certifique" eso.
Certificado: es aquí donde algún Moisés ha dividido aguas.

En un país como el nuestro, donde la carrera universitaria es la única opción válida para obtener estatus laboral (y los beneficios fiduciarios que trae consigo), la universidad termina siendo una herramienta más del sistema corruptible.

Estamos aquellos que necesitamos aprender: los racionales. Queremos saber los "qué", los "por qué", los "cómo". Nuestra tarea diaria y nuestra autoexigencia para con ella nos lo exigen. A nosotros, pertenecientes a este grupo, nos encantaría conocer más sobre el funcionamiento de las cosas y perfeccionar nuestras capacidades en lo que nos gusta hacer. Estamos sedientos de conocimiento para aplicar.
Entonces acudimos a las universidades para absorber teorías y practicarlas, en búsqueda de un crecimiento personal.

Dentro de esa misma masa de estudiantes interesados existe otro grupo que asiste a clases, casi enfrentado con los antes citados: estos segundo son los ejecutores. Son aún más pragmáticos. Buscan únicamente técnicas efectivas para realizar tareas simples. No tienen absoluto interés en profundizar en razones. Dos más dos es cuatro. Así de simple. Para qué sirve la búsqueda de los "por qué" o los "cómo"? Si siempre va a ser ése el resultado.

Esta forma de pensar, sin embargo, es totalmente justificable. Sólo quieren la tranquilidad de un puesto de trabajo donde hacer algo específico y tal vez rutinario. Estas actitudes frente a los conocimientos no son negativas. Al fin y al cabo, si todos quisiéramos ser jefes, este mundo sería un caos! Alguien tiene que seguir las órdenes que otro dictamine.

Concluimos, por lo tanto, que no está mal pertenecer a uno u otro grupo, siempre y cuando se sepa a cuál y se respete al otro en sus búsquedas.

Nuestro sistema educativo universitario lastimosamente obliga a ambos grupos a sentarse juntos en salas de aula durante horas, días, meses y años, y a enfrentarse innecesariamente, en perjuicio de las minorías.
A los ejecutores les obliga a estudiar cosas que no les interesa. Cuando en uno o dos años ya podrían estar adiestrados para realizar sus tareas, tienen que calentar sillas durante cinco o seis, esperando la entrega de diplomas, copiando en todos los exámenes y mediocrizando el nivel educativo.
A los racionales, les impide profundizar a causa de la presión social que los primeros ejercen sobre los docentes. Siempre escucho en las salas de aula: "Para qué queremos saber eso, profesor?", "Vamos ya, profesor. Ya es tarde", entre otras. Y por supuesto, la mayoría -no son todos!- de los profesores cede ante estas insinuaciones y allanan el camino a los estudiantes. "Mejor, así no me molestan tanto", pensarán.
Simplemente, estamos mostrando para afuera una serie de profesionales que no son ni ejecutores diestros en su materia ni racionales compenetrados en la teoría de sus estudios. Estamos engendrando unos egresados híbridos -yo entre ellos- que no saben ni lo uno ni lo otro.

Creo que es hora de tomar decisiones prácticas para subsanar estos temas, y voy a dar una simple sugerencia.
Por ejemplo, las carreras de contabilidad, administración, derecho, odontología, publicidad, arquitectura, entre otras tantas, no podrían estar organizadas en su malla curricular de tal manera que, al cabo de dos años, ya egresen algunas personas con títulos de técnicos? Estos ya podrían insertarse en el mercado laboral sin necesidad de estudiar otros tres o cuatro años más, y permitir a aquellos que sí quieren -o circunstancialmente pueden- ampliar sus conocimientos.

Conozco algunas carreras que hicieron esto con mucho éxito, y creo que alcanzaron un nivel y una calidad realmente admirables.
Una de ellas es Ingeniería en Sistemas, que al cabo de dos años entrega un título de Programador. Luego, a los cuatro años, uno de Analista de Sistemas. Y finalmente, al cabo de cinco años, el de Ingeniero en Sistemas.
No es lo mismo lo que hizo la Medicina con la carrera de Enfermería? No es acaso una sub-especialidad, que se convierte en brazo ejecutor de la teoría? Y ninguna enfermera ni tampoco ningún enfermero jamás se puso a pensar si es más o menos que el médico. Simplemente tienen funciones distintas.

Qué felices serían los ejecutores si se les eximiera de la obligatoriedad de tener que seguir yendo a clases para poder obtener un título, y los racionales si estos primeros les permitieran profundizar más en las materias!

Dejemos ya de tener abogados o contadores conduciendo taxis o haciendo tareas que no les competen, por no tener espacio laboral, a pesar de haber concluido una carrera universitaria en la cual invirtieron años y esperanzas.
Es hora de dar un giro a esta situación. Y depende de nosotros.


SEBASTIÁN MARTÍNEZ INSFRÁN
sebastian@martinezinsfran.com.py (Correo y MSN)
061 512100 / 0983 603122 / 0973 878310

sábado, 21 de agosto de 2010

Singing in the rain...

El secreto de la vida no está en esperar a que pase la tormenta; está en aprender a bailar bajo la lluvia.

No tengo idea de quién es la autoría de esta cita, pero le agradezco por la inspiración que me despierta, y que me permite escribirles nuevamente estas líneas, amigos míos.

Me gustó mucho haberme conocido. Pero me costó mucho reconocerme. Y aún más aceptarme y quererme. Y han pasado años desde entonces.
"Now I know I wish it would rain down on me" exclama Phil Collins en una de las canciones que más me gustan de todo su repertorio. Ahora sé que deseo que llueva sobre mí. Y yo le acompaño. Qué venga entonces la lluvia sobre nosotros! Y bailemos.
Creo que el paso de encontrarse con ese ser imperfecto que somos es un desafío que pocos se animan a enfrentar. Es más fácil pasar por la vida con una máscara de rigidez y orgullo, antes que estar por ahí vagabundeando con los lastres que nos ha dejado nuestra madre naturaleza como herencia al engendrarnos. Es mil veces más fácil evitar conocernos.
Pero lo hice. Y estoy seguro que varios de ustedes también. Y nos felicito a todos.

Sin embargo, lamento reconocer frente a ustedes y espero que si es su caso, también puedan hacerlo no hago lo suficiente con lo que sé. No es suficiente quedarme con saber mis defectos. No es suficiente para ser mejor con excusarme con un "perdón, soy así". No es suficiente con bailar bajo la lluvia. Ni aunque sea el más sofisticado de los tangos.

Busco a diario las vías que seguir en este trayecto de autoeducación. Y no quiero perder el norte. No quiero contentarme con mirar el mapa de mi desafío. Quiero recorrer el camino!

martes, 17 de agosto de 2010

Quieren saber por qué?

Quieren saber por qué este país ni la mayoría de los paraguayos jamás seremos socialistas ni mucho menos comunistas?

Remontémonos a apenas 2 años y dos días atrás.
Recuerdo aquel 15 de agosto de 2008. Histórico. Oía a un fervoroso juramento presidencial. Escuchaba atentamente a las esperanzadoras promesas de un gobernante que asumía y observaba a las esperanzadas almas que por el gobierno eran asumidas.
El socialismo reverdecía y hacía brillar algunos ojos, al tiempo de preocupar y molestar a otros tantos. Y una vez más la rueda de la fortuna daba un giro.

Remontémonos ahora hasta hace apenas un poco más de una semana.
"Fernando Lugo tiene cáncer, pero es tratable" rezaban los titulares. Desesperaban los reverdecidos y brillaban algunos ojos azulados.
Y así inició una carrera por buscar sanar la situación y salvar al presidente. O viceversa.
Aviones presidenciales han sido movilizados, hospitales de primera acudidos y filas interminables evitadas.

Es entonces cuando confirmo lo que siempre he pensado.
Todo paraguayo tiene un hermoso discurso sobre la igualdad en la punta de la lengua: "Los más pobres de los pobres serán mi prioridad" o frases similares pueden escucharse en boca de cualquier compatriota de pura cepa.
Pero el instinto lleva siempre a los de raza guaraní a la viveza.
El paraguayo puede que mantenga perfil bajo y cabeza gacha por mucho tiempo, pero en cuanto se le presente una oportunidad de sacar ventaja de una situación, esa agudeza de sentidos le va a llevar a aprovechar la chance y obtener el mayor provecho de ella.

Lamento mucho que el Excelentísimo Señor Presidente de la República, con todas las mayúsculas que le merece el título, no haya tomado la cruz que le encomendó nuestro Señor con la mano izquierda, tal como prometía, sino con la derecha, como parece que realmente siempre se manejó.
"Zurdos" o "diestros" en el título, creo que todos los paraguayos estamos bien "adiestrados".

Yo creo en la igualdad. Creo en que la Ley debe ser igual para todos.
Creo en que al que trabaja más horas debe pagársele por las horas extras. Creo también en que al que ha estudiado más, se le debe pagar más por hora trabajada.
Creo en que todos tenemos derecho a la salud y la educación, pero sin embargo creo en que eso solamente se dará cuando nuestros actos como ciudadanos y como gobernantes cuando nos toque reflejen que realmente trabajamos para ello.

Aprovechemos nuestras oportunidades. Saquemos las ventajas que la ocasión nos pone al alcance (siempre en el buen y legal sentido!). Si hoy podemos salir adelante, y eso está en nuestra sangre, tomemos ese carro. Puede que mañana no se repita. Y lo que hoy hemos ganado, traerá frutos que mañana podrán ser usados.

Cuántos paraguayos he visto triunfar en el extranjero porque simplemente aprovecharon su chance? Cuánta gente en Paraguay sin pan ni entrada para el circo veo día a día "crear" sus propias oportunidades, vendiendo lo que sea por las calles?
El paraguayo no es socialista. No le cortemos las alas ni busquemos igualarlo al resto. Muy por el contrario, ayudémosle. Dejémosle "avivarse" y tomar su propio camino. Permitámosle utilizar su naturaleza oportunista y veremos resultados asombrosos.

Carpe Diem, amigos míos!


SEBASTIÁN MARTÍNEZ INSFRÁN
sebastian@martinezinsfran.com.py (Correo y MSN)
061 512100 / 0983 603122 / 0973 878310

jueves, 1 de julio de 2010

Decidir nos hace libres, nos hace crecer!

“Soy como soy!”. “Yo soy así!”.

Cuántas veces la propia vida no terminó por “darme la vuelta la tortilla” después de haber dicho esas palabras? Y caí en que, contra mi propia aseveración, yo no era como era. O, al menos, no era tan inmutable como creía que era.

Las cosas cambiaron. Yo cambié.

El árbol de la vida de cada uno nace endeble y se solidifica al crecer. Tanta solidez, a veces, termina siendo un obstáculo para el propio crecimiento. Nos vanagloriamos de ser personas inamovibles en nuestras actitudes y pensamientos, que terminamos estancándonos en el tiempo y en el espacio, por no darnos la oportunidad de “aflojar” tanta rigidez.

Qué bueno es avanzar, no? Qué alegría nos causa ver el progreso! El propio o el de nuestros seres queridos (siempre y cuando figuren dentro de los afectados por ese sentimiento!). Desarrollo, mejoras, crecimiento: son palabras que calan hondo en nuestras emociones.

No percibimos, sin embargo, que esos cambios tienen un precio.

Muchas veces hemos hablado sobre las tareas de otros, reclamando sus irresponsabilidades e ineficiencias en la administración del ansiado “cambio” en nuestro país. Muchas otras criticamos a las autoridades de las organizaciones a las que pertenecemos, a los directivos de las instituciones educativas donde estudiamos, a nuestros jefes en el trabajo, a nuestros padres…

Conforme vamos citando las culpas de los demás y en cómo éstas afectan al todo, se van lentamente acabando los argumentos, y cuando la mirada ya no puede buscar otros culpables, llegamos finalmente a nosotros.

Qué bueno sería mirarnos al espejo y expresar total conformidad con lo que somos: nuestras capacidades, nuestra actitud, nuestro comportamiento!

Tal vez sea yo demasiado crítico conmigo mismo, pero no me siento conforme. Creo que puedo mucho más de lo que ya estoy haciendo. Creo que puedo crecer mucho más en mi personalidad de lo que soy ahora. Creo que mis capacidades aún no las expresé ni en un mínimo porcentaje, comparándolas con lo que creo ser capaz.

Necesito crecer! Necesito aprender! Necesito ser!

Un sacerdote solía decirme: "si a cada día no nos esforzamos por crecer un poco más, decrecemos mucho más día a día. No existe el status quo en la batalla de la autoeducación". O evolucionamos o involucionamos. No hay aguas tibias en este mar.

El cambio es una oportunidad.

Desafíos son el alimento diario del que nos nutrimos los seres humanos.

“Conquistar sin riesgo es triunfar sin gloria” ha escrito Pierre Corneille, dramaturgo francés del Siglo XVII. A quién acaso no le duele cambiar? A quién no le molesta reconocer defectos? Somos todos hechos con la misma materia.

Pero efectivamente somos diferentes. El resultado que obtenemos de la misma materia prima difiere entre obra y obra, entre persona y persona. Es por eso que miramos con sana envidia a aquellos que han alcanzado altos estándares de perfección como individuos y nos proponemos hacer lo mismo con nosotros.

No se trata, por lo tanto, de cambiar a los demás ni de hacerlo externamente con nosotros. Se trata de iniciar una revolución interior.

Tal vez lo que nos haga cambiar sea el propio tiempo. Tal vez.

Pero es mucho mejor y más meritorio hacerlo por voluntad propia! Es satisfactorio ver el crecimiento personal, cuando uno mismo se ha decidido y ha puesto empeño en ello!

Si cambiamos nosotros, podremos esperar influir en los demás, y hacer que cambien ellos también. Tal vez así logremos el tan ansiado Nuevo Paraguay.

Sé el cambio que quieras ver en el mundo. Mahatma Gandhi

miércoles, 23 de junio de 2010

A quién culpar?

Una vez pronunciaron una frase que me ha hecho descostillar de tanto reír. Sin embargo, pasados unos instantes, me dejó pensando. Dice: "el que se ríe ante una desgracia, ya sabe a quien echar la culpa".
Qué analizan ustedes, queridos amigos y amigas, sobre esta jocosa expresión?
Al principio se me hizo la imagen de alguien con un alto sentido del humor burlándose de la ascética de otros, capaces de soportar los embates de la vida sin sobresaltarse.
Creo empero que sería un análisis demasiado superficial de lo dicho en tan simples palabras el quedarnos con ese estudio inicial pocas líneas más arriba expresado.
Somos seres orgullosos. Algunos lo tienen más desarrollado que otros, pero vanidosos al fin.
Acaso alguien -sin gran esfuerzo y práctica del autoanálisis- ha ofrecido voluntariamente en audiencia pública su mejilla, en reconocimiento de los errores cometidos, para ser sentenciado o castigado?
Es la reacción natural de nuestra humana raza: esquivamos el bulto.
Otra expresión que me gusta mucho es: "pasar la pelota tatá" -mucho más folklórica- que expresa de cierto modo nuestro agrado por el traspaso de culpas a terceros.
Me duele mucho decir, en consecuencia, que la culpa de esta situación de inseguridad la tengo yo.
Tal y como lo leyeron. Soy el único responsable de que la situación esté como está.
Años se han pasado. A mí, por la suerte o por gracia de Dios, nunca me ha afectado un solo caso de delincuencia. Y así me he quedado callado, lamentando lo ocurrido a otros (sólo con palabras!) y sin mover un dedo en respuesta.
Otros eran los culpables para mí.
Y saben qué?
Me arrepiento.
Me siento ofendido al ver mi parsimonia en todos estos años, frente a tantos casos de delincuencia y tanta, pero tanta, ineptitud y corrupción de parte de las personas encargadas de velar por nuestra seguridad y de penalizar a los que atentan contra ella.
He sido yo, lectores queridos y queridas, el culpable por toda esta ola de delincuencia e inmoralidad, y la he causado al no reclamar abiertamente, saliendo a las calles, organizando manifestaciones, llamando a las radios, mirando con cínica sonrisa a cuanto policía se me cruzara en el camino (como si no supiera!), haciendo la vista gorda al eterno negociado de nuestro sistema judicial y penal.
Hoy quiero, arrepentido de todos mis pecados, prometerme y prometerles no pecar más.
No guardaré un sólo aliento, sea por vergüenza o por desidia, para mí. Lo ofreceré por esta causa que nos afecta a todos: recuperar la seguridad en nuestro querido Paraguay!
Les invito, queridos amigos y amigas, a que hagan su propio "mea culpa", se arrepientan de haber guardado silencio durante tanto tiempo y ante tanta burla que nos hicieron, y tomen conmigo este camino. No descansemos hasta devolver a nuestro país la paz y la justicia que reza nuestro escudo. Juntos!

SEBASTIÁN MARTÍNEZ INSFRÁN
sebastian@martinezinsfran.com.py (Correo y MSN)
061 512100 / 0983 603122 / 0973 878310 / 0993 280752

martes, 22 de junio de 2010

Y sigue la ola...

Mucha alegría nos causa ver jugar a nuestra selección. Es como si todo un país estuviera dentro de una cancha de fútbol, movilizando una pelota, buscando colocarla en contacto con la red del arco rival. Se siente cada jugada como propia y se grita cada gol cual máxima conquista.
Me sorprende realmente ver cómo algo tan trivial como el deporte -en este caso, el fútbol- puede hacer cambiar un estado de ánimo, consigue movilizar toda una industria, rige mientras dura la fiesta del mundial todas las campañas publicitarias, y es capaz de desmovilizar el trabajo de todos los compatriotas, que paran para mirar los partidos.
Sin embargo, me deja pasmado ver nuestra incapacidad como paraguayos de sentirnos afectados por la "nueva ola" de violencia que azota a nuestro país. Me da mucha lástima que, a pesar de ser víctimas a diario de esa corriente, no logremos movilizarnos como masa popular buscando que las cosas cambien. Cuánta desidia hay en nosotros, paraguayos, que no somos capaces de unificar fuerzas para reclamar algo que es legítimo derecho nuestro: la seguridad.
Hoy quiero invitarles, queridos amigos, a que dejemos descansar a nuestra cama, a nuestra silla o a nuestra hamaca. Levantémonos! Es tiempo de denunciar. Es tiempo de reclamar. Es tiempo de cambiar.
El jueves 24 de junio, luego del partido de la albirroja frente a su similar de Nueva Zelanda, nos manifestaremos todos: niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, en contra de la Violencia y en favor de la Paz. El punto de encuentro será el ex-Aeropuerto Alejo García, frente a la Gobernación del Alto Paraná.
Te invito a unirte, vistiendo la albirroja, a esta causa que, hoy tal vez no te afecte directamente, pero tarde o temprano a todos nos llegará si no lo denunciamos.
Hoy es tiempo. Mañana será tarde.
Te esperamos!

SEBASTIÁN MARTÍNEZ INSFRÁN
sebastian@martinezinsfran.com.py (Correo y MSN)
061 512100 / 0983 603122 / 0973 878310 / 0993 280752