martes, 22 de febrero de 2011

Lecciones difíciles de aprender (Parte 1)

La Estadística, herramienta de la Economía, a la que dediqué mi artículo anterior, es una ciencia muy interesante y a la vez intrigante. Busca a través del estudio de eventos pasados encontrar una predicción al menos estimada de lo que sucederá en el futuro. Cierto margen de error sigue estando siempre latente, pero una cosa es cierta: sus previsiones están cimentadas en las frecuencias de hechos realmente ocurridos; y, por lo tanto, se pueden criticar su resultados pero nunca sus fundamentos.

Lo mismo sucede con nuestras vidas personales: previsión y margen de error.
Tenemos una visión estadística de nuestras actitudes y acciones pasadas, sobre las cuales proyectamos un estilo de vida y una misión personal. Ambas "pisan tierra" en nuestra más íntima verdad individual.
Quién podría empero aseverar con 100% de seguridad algo sobre su vida futura?
Tomamos decisiones en nuestras vidas aquellos que nos animamos a hacerlo! que nos obligan a adoptar ciertas posturas frente a las cosas y a actuar en consecuencia. Nos decidimos por el heroísmo, aunque estemos expuestos estadísticamente, nos guste o no a fallar alguna vez.

Es acto de pedantería, por lo tanto, hacer alarde de esas decisiones a los cuatro vientos y juzgar a los demás por sus actos o actitudes, cuando estos vayan en divergencia con esa postura.

Amigos y amigas, nadie tiene el derecho de juzgar a otros por sus actos cometidos, cuando al acusador todavía le queda tiempo de vida para comprobar que no los cometerá también.
Los caminos son tan misteriosos! Nadie puede adueñarse de la soberbia de dictar sentencia sobre actos ajenos sin exponerse al riesgo futuro de pisar sus propios juicios, en situaciones ahora tal vez impensadas.
Quién podrá decir "yo soy", con toda seguridad de no llegar nunca a ser lo que no es actualmente? Sería muy temerario e hipócrita aseverarlo y jactarse de lo que aún no ha hecho, condenando por eso a los demás con esa misma vara de soberbia.

Todos tenemos debilidades. Quien acuse a otros de débiles y les dicte cátedra, sin tener un mínimo de autocrítica pública, peca por pasarse por maestro, habiéndose ausentado en las aulas de humildad y empatía.

"La soberbia es la ceguera ante el yerro propio que impide ver el aprendizaje del acierto ajeno".

Un verdadero caballero mantiene siempre la discreción que le impone la inseguridad de su débil carne.
Gracias a esa debilidad estamos siempre alertas de no caer!
Toda nuestra vida será un constante reafirmarnos con nuestros actos de aquello que con nuestras decisiones hemos definido. Allí es donde se verá nuestra lucha real por mantener vigentes nuestros principios.

El verdadero héroe no lo es hasta morir en el campo de batalla.
Lesiones de guerra hay de a montones. Deserciones, aún más! Por decisión propia o por estar forzados por las circunstancias, muchos no llegarán hasta el final de la contienda y por lo tanto no levantarán la bandera de la victoria.
Los que hay pocos en el "campo de batalla" de la vida son los que dan la vida hasta el final.
Sobre esos sí que podemos hablar; nunca sobre nosotros mismos, que estamos en plena guerra contra nuestras debilidades!

Mañana me levantaré y miraré mi vida con otros ojos. Encontraré a todos los hombres a los que siempre he acusado, juzgado y condenado, encarnados en uno solo, encarándome a los ojos, frente al espejo. Le voy a dictar lecciones, y lo veré repitiéndomelas, palabra por palabra. Y creo que finalmente aprenderé que al primero que debo educar es a mí mismo.
Y espero finalmente descubrir que la forma de enseñar a los demás es a través del ejemplo diario, silencioso y aparentemente insignificante, pero altamente efectivo.

"Si miras a alguien hacia abajo, que sea sólo para levantarlo".

domingo, 6 de febrero de 2011

Un cambio de modelo se hace necesario...

La Economía es una ciencia apasionante.
Es increíble la cantidad de explicaciones que le puede dar a las situaciones reales que vivimos cotidianamente.
Cuando empecé a estudiarla, recuerdo entusiasmarme con lo mucho que aprendía. Todo era nuevo y exigía de mí una ruptura de paradigmas. Cosas que para mí parecían inexplicables o impredecibles, tenían una ecuación o una teoría que las describían.

Entre las muchas tesis que esta ciencia plantea, sin embargo, para mí siguen habiendo muchos vacíos y muchas incongruencias. No es una ciencia estática ni determinista. Casi todo se puede refutar.
Es sobre una de esos tantos planteamientos que propone la economía que hoy quiero hablar y hacer mi crítica: "Cavar pozos y luego volver a taparlos".

Estalla la crisis de los años '30 en EEUU. La política gubernamental respecto a la economía era "laissez faire". Si existía algún desajuste en la situación financiera nacional, los grandes teóricos decían que todo volvería a su normalidad sin necesidad de que el gobierno interviniera. La economía se auto-regularía.
El caso es que eso nunca sucedió, y el americano país sufrió la más honda crisis de su historia.
Fue entonces cuando surgió la figura de John Maynard Keynes, quien sostenía que el estado tenía una responsabilidad muy grande, y podía tener una efectiva y positiva influencia en la recuperación económica, forzando un incremento la demanda agregada (la sumatoria de toda la demanda existente en un mercado específico) a través del aumento de sus gastos. Dicho en cristiano: ante la crisis, si el gobierno gasta más, la economía se levanta más rápidamente.

Existe a este respecto una frase muy difundida, que he citado algunas líneas arriba.
Keynes decía que, en una situación de crisis, para aumentar la demanda agregada, el gobierno debía contratar un grupo de personas para "cavar pozos y luego volver a taparlos", contratando a otro grupo.

Ese pensamiento sirve de argumento para las acciones de nuestro gobierno y las de muchos otros países.
Aquí, los presupuestos son aplaudidos cuando se inflan con construcciones de carreteras y puentes por todos lados, alegando que eso es para "ayudar" a la gente.
Las inversiones en infraestructura son muy importantes al momento de proyectar el crecimiento económico de un país. Si la industria crece (y ojalá lo haga pronto en Paraguay!), necesita carreteras para poder distribuir su producción y de corriente eléctrica para poder alimentar sus maquinarias. Todo eso sólo se consigue invirtiendo hoy en obras públicas para, mañana, cuando se dé la necesidad, tenerlas disponibles.
Convenimos, por lo tanto, en que dedicar recursos a ellas es positivo.
Sin embargo, hacer esos gastos para dar empleo a la gente, pensando que de esa manera estamos generando crecimiento económico, es una "mentira piadosa".

Ayudamos a la gente? Por supuesto que sí! Al que tiene hambre, es mejor darle trabajo que darle limosna.
Pero les puedo asegurar que mañana, cuando se acabe la construcción del puente, nuestro obrero estará igual que ayer, cuando pasaba hambre.
Concluyo, por lo tanto, que no es una postura desarrollista la de invertir en obras públicas. Es un parche. Necesario, pero parche al fin.

Doy un ejemplo nada más: Itaipú Binacional.
Más de quince años de obra. En promedio, más de veinte mil de personas trabajando por año. Salarios de primer mundo.
Si hoy encuentro a alguno de esos más de veinte mil trabajadores que pasaron por allí, que vivieron una época de gloria en la economía paraguaya, en el 80% de los casos, les aseguro que su situación será exactamente igual a la de antes de empezar a trabajar allí.

La gente no sabe qué hacer con su dinero: no sabe cómo invertirlo.
Lo que hoy ganamos, hoy lo gastamos. Y me incluyo en este panorama.

El esfuerzo del gobierno no debe ser de "cavar pozos y luego volver a taparlos". Debe enfocarse en la educación hacia el ahorro y la inversión. Debe formar a sus ciudadanos, darles instrucción profesional, mostrarles cómo administrarse. Debe fomentar el emprendedurismo y la libre empresa.
Ojalá la persona que hoy está construyendo una carretera en el más recóndito lugar del país, mañana tenga una máquina de coser y empiece a hacer mochilas para los niños de su barrio que van a la escuela.
Espero que los que hoy "maman de los pechos del estado" sean los empresarios del mañana, para no ver más a un país entero pendiente de un Presupuesto General de Gastos de la Nación, que finalmente sé que será un vil engaño a nuestra inteligencia.

Todo lo que hagamos desde donde estamos para impulsar a las personas hacia emprendimientos propios, hace con que de verdad la economía tenga futuro.
Si soñás con tener una empresa propia, vos sos el que vas a cambiar este país! No los "politiqueros" de hoy.
Si trabajás como empleado hoy, ahorrá! La jubilación es un sueño en el Paraguay. Ahorrá e invertí, o en un negocio propio (no pienses sólo en comercio), o en el negocio de otra persona.
Si trabajás en algún estamento del estado, honrá tu trabajo! Somos muchos los que te pagamos el salario. Y somos muchos los que nos sentimos ofendidos y desilusionados cuando cometés o apañás actos delictivos.
Si sos maestro o docente, de vos depende esta Nación! Formate! Mostrá con tus propios actos lo que estás enseñando! Vos sos el ejemplo para niños y jóvenes con miles de sueños, que sólo buscan una luz guía para seguir!

Impulsemos todos juntos un cambio de mentalidad en Paraguay! Dejemos de ser un pueblo de mendigos, expectantes al borde de la mesa del gobierno, para ver si alguna migaja se cae y nos deja alguna moneda en el bolsillo. Es mucho más lo que podemos conseguir por nuestros propios méritos!