domingo, 22 de mayo de 2011

Planifiquemos, cumplamos y logremos!

"Cuida muy bien de tu futuro.
Es en él donde pasarás el resto de tu vida".

Siempre que se habla del futuro de la nación, pienso en los niños. Pienso en su salud, su educación y en las oportunidades que se les ofrece.
Cómo podemos pretender dejarles un futuro prometedor a nuestros hijos, si estamos "comiéndonos la cola"? Si hoy estamos despilfarrando recursos escasos que son preciosos cuando se piensa a largo plazo? Si estamos hipotecando el país?

"Quién sería capaz de dar una piedra a su hijo cuando éste le pide un pan?
O una culebra cuando le pide un pescado?"

Son esas las cosas que yo me pregunto cuando veo a mis compatriotas viviendo para el día, sólo pensando en lo que van a comer hoy, en lo que van a tomar hoy, en lo que van a disfrutar hoy. Mañana es una materia desconocida.

Cómo es que llegamos hasta esta situación? Qué sucedió históricamente que nos hizo tan dejados y poco previsores?

Yo no me creo el cuento cuando dicen que, porque los guaraníes sólo se preocupaban en qué comer día a día, por eso nosotros somos improvisados.
No creo que Don José Gaspar Rodríguez de Francia, hijo de esta tierra como nosotros, haya construido tanta riqueza en el Paraguay pensando de esa manera, y mucho menos que lo haya hecho él solo. Más gente, estoy seguro, pensaba como él.
Tampoco me imagino a nuestros López, padre e hijo, dejando el futuro al azar, sobre todo viendo los avances que hicieron para la época. Y de que los previsores eran solamente ellos, tampoco me lo creo. Habrán tenido un pueblo entero haciéndolo con ellos.
Que si veo a nuestros gobernantes y jefes militares de la pre-guerra y la guerra del Chaco improvisando? No! Más bien me los imagino construyendo un país a medida, sabiendo muy bien lo que hacían. No en vano luchamos esas batallas con estrategias que fueron de vanguardia e hicimos retroceder a las tropas enemigas a la fuerza de nuestra preparación.
Reitero: no siempre fuimos tan poco previsores.

Las razones que nos trajeron hasta este punto no son demasiado importantes a los efectos de mi artículo como para ser citadas en este espacio. Serían muchas elucubraciones que simplemente alargarían demasiado el tema. Lo importante es parar, mirar la realidad críticamente, decidir mejorar, y finalmente hacerlo!

Lo que sucede hoy es de hoy, y podemos volver a ser lo que fuimos ayer.
Es más: podemos ser mucho mejores que lo que fuimos en el pasado. Ser más ricos que lo que fuimos ayer, con Rodríguez de Francia, comparándonos con las riquezas de los otros países por aquellos años. Podemos ser más modernos que lo que fuimos de la mano de los López, mirando lo que era el mundo en ese entonces. Podemos ser más planificadoresmejores estrategas que lo fueron en la década de 1940. Ser más grandes que lo que fuimos antaño! Sólo tenemos que animarnos a planificar. Soñar con los ojos abiertos, decidir, escribir, corregir, pero sobre todo actuar.

Y hay más. Debemos iniciar un trabajo personal y comunitario que nos eduque en ser firmes y mantener el rumbo, más allá de nuestro estado de ánimo.
Somos una raza que se guía mucho por sus ganas del momento. Y eso simplemente habla de nuestra debilidad de carácter, de nuestra falta de persistencia y de nuestra inestabilidad.
Debemos empezar a dar la palabra y mantenerla, al precio de nuestro propio honor, más allá de que lo que prometimos ayer nos gustaba y hoy puede que ya no.

La planificación y la constancia finalmente son todo en el camino al desarrollo.

Lastimosamente debo golpearme el pecho con ustedes, amigos y amigas, y reconocer que soy uno de los que están siendo referenciados en este artículo.
Pero he tomado decisiones.
Y si les escribo esto, es porque creo firmemente en ello, opté por hacerlo, y estoy iniciando mis ejercicios de carácter.

Quisiera por eso invitarles a que puedan tomar esta decisión conmigo. Y que lo hagan donde yo aprendí: en la JCI.

La JCI es una ONG de jóvenes de entre 18 y 40 años, presente en más de 100 países en el mundo y con casi 200 mil jóvenes en sus filas. Somos ciudadanos activos que trabajamos para crear cambios positivos en nuestras comunidades.
Y no se trata sólo de hacerlo, sino de cómo hacerlo también.
Y la JCI nos enseña.

Si les interesaría conocer un poco más sobre quiénes somos, qué hacemos y cómo lo hacemos, contacten conmigo. Será un gusto recibirles, amigos y amigas!

www.jci.cc
jci.cde@gmail.com
0983 603122 / 0973 878310

jueves, 19 de mayo de 2011

Anexo 1: "Paraguay: un Proyecto País"

Mucho me alegra que hayan surgido opiniones acerca de este tema que tanto nos preocupa, sean a favor o en contra de la propuesta que he hecho en mi anterior artículo: "Paraguay: un Proyecto País". Son discusiones sanas sobre nuestro futuro económico, cimiento de nuestra realidad socio-cultural, educativa y espiritual. Todo en una comunidad se ve cimentado en el progreso o el retroceso económico.

Dicho lo anterior, me permito escribir lo siguiente, siempre en un espíritu de apertura y diálogo crítico (hasta conmigo mismo!):

  1. Las ideas surgidas en el debate son importantes para ir construyendo una sola gran idea, fruto del consenso de la mayoría. Por lo tanto, si hay partes que no les parecen correctas o ideales, es importante aportarlas para llegar a ese punto en común.
  2. Las propuestas que se hacen de correcciones, sean del tema que sean, es bueno que se hagan bajo fundamentos, no sólo bajo estereotipos o dogmas que cada uno lleva. 
  3. Las ideas que se plantean en dicho artículo difieren en muchos casos de la concepción usual en la cual suelen ser puestas sobre el tapete. Y es a propósito. Muchas veces estamos cerrados a una sola forma de verlas, y hace falta, para poder corregirlas, mirarlas desde otro ángulo, ver que de otra manera también pueden ser aplicadas. Ello no significa, por lo tanto, que tengan que ser hechas tal cual están escritas allí. Pueden verse otras formas o estilos, pero lo importante es romper el esquema mental.
  4. El Paraguay viene hace 200 años practicando (o diciendo que practica) muchas de las cosas que se plantearon en contra de las ideas que propuse. Sobre educar a la gente en el campo? Sobre darles oportunidades en su propio lugar? Sobre mejorar el nivel de vida que tienen sin que salgan de allí? No es eso acaso lo que todos los gobiernos dicen que hacen? Hay algún resultado visible de mejoría después de dos centurias de intentarlo? Yo personalmente no veo mucho. Creo que es hora de rever posturas en cuánto a si lo que nosotros CREEMOS que los campesinos quieren ES realmente lo que ellos quieren.
  5. Sobre la emigración desde el campo yo pregunto algo: cuántos habitantes tiene un pueblo cualquiera en el campo? Cuántos habitantes tenía hace 10 años? Cuántos tenía hace 25 años? Muy poco crecimiento van a encontrar. Y no es porque la gente allí no tenga hijos. Se van a sorprender cómo la emigración se da naturalmente, sin que nosotros la provoquemos. Existe en muy pocos casos tal arraigo a la tierra natal que algunos sostuvieron. Al contrario, las que crecieron son las pequeñas ciudades del interior: Caazapá, San Ignacio, Villarrica, Coronel Oviedo, Concepción, San Pedro, Horqueta, Caaguazú, Fram, Campo 9, entre otras. La gente del campo busca oportunidades en las ciudades.  Miremos el cuadro que presento a continuación y lo veremos claramente retratado. Las columnas son siempre, para cada comparativo, crecimiento de población rural a la izquierda y de población urbana a la derecha. Solamente está pintado el mayor de ambos, de verde, en el caso de que el campo haya crecido más que las ciudades, y de gris, en el caso de que el crecimiento urbano haya superado al rural.En el último periodo son las ciudades las que crecieron. El campo lo hizo muy poco.
  6. Cuando hablamos de elegir ciudades estratégicamente no nos referimos a las que tienen ya vida propia, como Asunción, Ciudad del Este, Encarnación o Pedro Juan Caballero. Esas ciudades ya no necesitan ningún tipo de inmigración. Su actividad económica ya está marcada por algún rubro que las hizo crecer naturalmente. Tendrán sus propios problemas y necesitarán otro tipo de respuesta. Las que tienen que ser elegidas son las que cité en el punto 5., que sí necesitan apoyo para generar actividad económica que dé de comer, ciuden de la salud y eduquen a toda la masa de gente que se muda a vivir en ellas.

domingo, 15 de mayo de 2011

Paraguay: un Proyecto País

Una de las cosas que siempre me pregunto es sobre por qué ―sea a nivel personal, en el núcleo familiar, en nuestro entorno social o comunitariamente― debemos aceptar las cosas que tenemos o que hacemos tal cual son, y no encararlas como algo que ahora es bueno, pero que puede ser perfeccionable a futuro; algo para lo cual fuimos llamados a aportar.
Y me refiero ahora más concretamente a las normas, las estructuras y las costumbres. Por qué hay que seguirlas tal cual nos las enseñaron?

Por favor, no me malentiendan: no digo que hay que rechazarlas. No se trata de derribar todo el muro y querer luego colocar el siguiente ladrillo en el aire. Al contrario, debemos construir sobre lo que ya existe.

Con anterioridad escribí un artículo que trataba sobre la democracia como un sistema de trabajo sobre el cual cada nación era libre de hacer lo que quisiera. La democracia es como una cancha, donde uno decide si juega fútbol, basquetbol o voleibol, pero siempre "dentro de la cancha".

En esta oportunidad quisiera compartir unos pensamientos sobre una idea que se me ocurrió hace ya como dos años, pero que hasta ahora no pude formular. Y es sobre nuestro Modelo de Desarrollo.
Quisiera tanto que el Paraguay proponga su propio modelo, copiando todo lo bueno que exista en los demás, pero sin atarse a ellos.


Para que se entienda bien a qué me refiero, inicio con una introducción o mapa del territorio que exploraremos.

Actualmente tenemos, nos guste o no, un modelo agroexportador y ganadero que ha sido bastante efectivo. Generó riquezas. Pero sólo para unos pocos. Sólo para los grandes terratenientes y, por supuesto, sus proveedores. Bien por ellos! Sinceramente y de corazón, espero que cada día les vaya mejor.
Pero aún nos queda mucha población en el campo que vive en la miseria, con trabajos de jornaleros que les reditúan migajas con las que deben alimentar con mandioca a un promedio de cerca de 10 hijos por familia.
Tenemos una alta migración desde el campo hacia las ciudades, justamente provocada por lo arriba citado.
Tenemos, a raíz de ello, ciudades cuyos cinturones de pobreza están aumentando día a día, año a año, y junto con ellos las tasas de mendicancia y delincuencia, además de provocar un crecimiento poblacional no planificado que empeora los servicios de educación, de salud, de agua, luz, teléfono, entre otros.
Nuestras ciudades están creciendo desordenadamente, sin ningún tipo de planificación urbana, ni de sectorizaciones entre barrios residenciales y zonas comerciales, de vialidad ni de desagües (materia pendiente en todo el país).

Ahora bien, evidentemente por algo migran nuestros campesinos hacia las ciudades. Oportunidades evidentemente hay para aquellos que no se dedican a la marginalidad.
Lastimosamente esas oportunidades son para emprendedores, no para empleados. El que se anime a iniciar algo propio, tiene altas probabilidades de salir adelante. Pero el que quiera un salario seguro bajo régimen de dependencia, difícilmente lo encontrará.


Y he aquí la idea.

Qué sucedería si el gobierno, viendo los argumentos antes citados, se decide por un número fijo de ciudades (digamos diez, para tener un número redondo) y las potencia para la inmigración campesina hacia ellas? Las planifica urbanísticamente, las dota de centros de salud y escuelas que estén a la altura de las exigencias, genera planes de incentivo a la utilización de la corriente eléctrica, bajando precios para las industrias, elabora planes especiales en lo inmobiliario para la esas industrias, abre líneas de crédito empresarial para nuevas iniciativas (sólo en esas ciudades), y otras tantas inversiones y disposiciones, que las preparen para ese crecimiento ―casi― inevitable?
Que sucedería si, en lugar de luchar en contra de la movilización de los campesinos hacia la ciudad, la promovemos?
Con esa planificacion y esas acciones, que vengan todos los que quieran a esas diez ciudades!


He aquí los beneficios.
Recuerden: siempre y cuando se realicen las acciones que cité arriba y muchas otras que surgirán de las necesidades.

En primer lugar, tendremos menos población ociosa y viviendo miserablemente en el campo. Ello implicará una mejor distribución de la riqueza de la explotación de la tierra (al bajar la oferta de mano de obra, los jornales subirán, y aquellos que estén ganando bien querrán quedarse a trabajar allí), además de una necesidad para los productores de mecanizar sus cultivos (también provocada por la mano de obra más escasa) y, por ende, un aumento de su productividad.
También traerá consigo una disminución de las marchas campesinas, cierres de rutas, avigeatos, etc., ya que se espera que disminuyan las necesidades de los moradores.

En segundo lugar, mejorará la calidad de los servicios públicos (salud, educación, agua, luz, teléfono, etc.), ya que toda la población estará concentrada en su mayoría en esas diez ciudades, lo cual posibilitará una mucho mejor utilización del presupuesto general de gastos de la nación, vertiéndose en mayor cantidad en menos lugares.
Cómo haremos en los demás pueblos con la salud?
Servicios de atención básica, y una ambulancia lista para trasladar hacia los polos de desarrollo a los que necesiten mejor atención.

En tercer lugar, disponibilizaremos una mayor cantidad de mano de obra en las ciudades, lista para empezar a trabajar en las industrias y sus fábricas.
Evidentemente ello conllevará también un gran compromiso de darles una capacitación mínima en muchas materias. Pero también es cierto que las grandes empresas inexorablemente realizan entrenamientos a todos los empleados en sus primeros tiempos de trabajo. No hace falta preocuparse tanto por los conocimientos finos; nos ocuparemos de los básicos.

En cuarto lugar, habrán mejores ciudades, ya que el crecimiento será pensado antes de que suceda.
Las vías de tránsito municipales serán apropiadas, y la calidad de las mismas será estable y regular, ya que harán parte de una planificación nacional que deberá pasar presupuesto a los municipios.
Tampoco tendremos tantas invasiones de tierra debidas a la falta de oportunidades.
Oportunistas? Siempre los habrá. No creo que nos libremos de ellos.

En quinto lugar, dará pie a tener universidades más grandes, con más equipamiento y laboratorios (serán pocas y a cada una le tocará mayor parte del presupuesto), con mayor posibilidad de generación de proyectos interdisciplinarios de investigación.

En sexto lugar, el crecimiento poblacional dentro de la ciudad traerá consigo una evidente elevación del consumo general, generando oportunidades para el comercio y los emprendimientos.

Hay muchos otros beneficios que podría citar; en conclusión, traerá al país entero un progreso enorme en poco tiempo, ya que la producción y la productividad, tanto en el campo como en la ciudad, aumentarán.


Esa es mi propuesta: despoblemos el campo hasta hacerlo económicamente viable para sus moradores y creemos polos de desarrollo en ciudades estratégicamente elegidas.
Qué me dirían, amigas y amigos, si hacemos este Proyecto País juntos?