viernes, 15 de julio de 2011

Nuestro destino: nuestra decisión

Nunca les pasó, en esos momentos difíciles cuando las cosas parecen salir mal una y otra vez, que parece que nos persigue una nube negra y uno empieza a sentirse presa de la mala suerte?
No nos sucedió que, mientras todo lo que emprendemos fracasa, empezamos a pensar a quién o a qué culpar de nuestra desazón?
No es cierto acaso que la reacción natural es la de victimizarse uno frente a los hechos?

Es en esos ratos cuando uno encuentra consuelo, estímulo y una fuerte reprimenda en palabras como éstas:

Nunca te quejes de nadie, ni de nada,
porque fundamentalmente tú has hecho
lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo
y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre
surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte,
enfréntala con valor y acéptala.
De una manera u otra, es el resultado de tus actos
y prueba que tú siempre has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro,
acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño.
Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar
y que ninguno es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado
así como la causa de tu futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,
de quien no acepta situaciones,
de quien vivirá a pesar de todo,
piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo
y tus problemas, sin eliminarlos, morirán.

Aprende a nacer desde el dolor
y a ser más grande que el más grande de los obstáculos,
mírate en el espejo de ti mismo
y serás libre y fuerte
y dejarás de ser un títere de las circunstancias
porque tú mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas
y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida,
ahora despiértate, lucha, camina, decídete
y triunfarás en la vida;
nunca pienses en la suerte, porque la suerte es:
el pretexto de los fracasados.

Pablo Neruda

Les invito a que no lean esas hermosas palabras como si fuera el poeta quien les está hablando. Más bien, léanselas a ustedes mismos frente al espejo, hablándole cara a cara a esa persona que está parada enfrente, y hagan propia cada letra, cada frase. Somos nosotros mismos los que nos estamos hablando.
Háganlo con este poema, con otro, o con palabras propias.

Nosotros somos los autores de nuestro destino. Nosotros decidimos a dónde queremos llegar y cómo queremos hacerlo. De todo lo que ya alcanzamos, podemos mucho más. Nunca es tarde para empezar un nuevo camino, y siempre es oportuno darnos nuevas chances.
Las oportunidades se le presentan para quien está atento y entrenado para aprovechar las situaciones.
Un abrazo a todos, amigas y amigos!

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