domingo, 15 de mayo de 2011

Paraguay: un Proyecto País

Una de las cosas que siempre me pregunto es sobre por qué ―sea a nivel personal, en el núcleo familiar, en nuestro entorno social o comunitariamente― debemos aceptar las cosas que tenemos o que hacemos tal cual son, y no encararlas como algo que ahora es bueno, pero que puede ser perfeccionable a futuro; algo para lo cual fuimos llamados a aportar.
Y me refiero ahora más concretamente a las normas, las estructuras y las costumbres. Por qué hay que seguirlas tal cual nos las enseñaron?

Por favor, no me malentiendan: no digo que hay que rechazarlas. No se trata de derribar todo el muro y querer luego colocar el siguiente ladrillo en el aire. Al contrario, debemos construir sobre lo que ya existe.

Con anterioridad escribí un artículo que trataba sobre la democracia como un sistema de trabajo sobre el cual cada nación era libre de hacer lo que quisiera. La democracia es como una cancha, donde uno decide si juega fútbol, basquetbol o voleibol, pero siempre "dentro de la cancha".

En esta oportunidad quisiera compartir unos pensamientos sobre una idea que se me ocurrió hace ya como dos años, pero que hasta ahora no pude formular. Y es sobre nuestro Modelo de Desarrollo.
Quisiera tanto que el Paraguay proponga su propio modelo, copiando todo lo bueno que exista en los demás, pero sin atarse a ellos.


Para que se entienda bien a qué me refiero, inicio con una introducción o mapa del territorio que exploraremos.

Actualmente tenemos, nos guste o no, un modelo agroexportador y ganadero que ha sido bastante efectivo. Generó riquezas. Pero sólo para unos pocos. Sólo para los grandes terratenientes y, por supuesto, sus proveedores. Bien por ellos! Sinceramente y de corazón, espero que cada día les vaya mejor.
Pero aún nos queda mucha población en el campo que vive en la miseria, con trabajos de jornaleros que les reditúan migajas con las que deben alimentar con mandioca a un promedio de cerca de 10 hijos por familia.
Tenemos una alta migración desde el campo hacia las ciudades, justamente provocada por lo arriba citado.
Tenemos, a raíz de ello, ciudades cuyos cinturones de pobreza están aumentando día a día, año a año, y junto con ellos las tasas de mendicancia y delincuencia, además de provocar un crecimiento poblacional no planificado que empeora los servicios de educación, de salud, de agua, luz, teléfono, entre otros.
Nuestras ciudades están creciendo desordenadamente, sin ningún tipo de planificación urbana, ni de sectorizaciones entre barrios residenciales y zonas comerciales, de vialidad ni de desagües (materia pendiente en todo el país).

Ahora bien, evidentemente por algo migran nuestros campesinos hacia las ciudades. Oportunidades evidentemente hay para aquellos que no se dedican a la marginalidad.
Lastimosamente esas oportunidades son para emprendedores, no para empleados. El que se anime a iniciar algo propio, tiene altas probabilidades de salir adelante. Pero el que quiera un salario seguro bajo régimen de dependencia, difícilmente lo encontrará.


Y he aquí la idea.

Qué sucedería si el gobierno, viendo los argumentos antes citados, se decide por un número fijo de ciudades (digamos diez, para tener un número redondo) y las potencia para la inmigración campesina hacia ellas? Las planifica urbanísticamente, las dota de centros de salud y escuelas que estén a la altura de las exigencias, genera planes de incentivo a la utilización de la corriente eléctrica, bajando precios para las industrias, elabora planes especiales en lo inmobiliario para la esas industrias, abre líneas de crédito empresarial para nuevas iniciativas (sólo en esas ciudades), y otras tantas inversiones y disposiciones, que las preparen para ese crecimiento ―casi― inevitable?
Que sucedería si, en lugar de luchar en contra de la movilización de los campesinos hacia la ciudad, la promovemos?
Con esa planificacion y esas acciones, que vengan todos los que quieran a esas diez ciudades!


He aquí los beneficios.
Recuerden: siempre y cuando se realicen las acciones que cité arriba y muchas otras que surgirán de las necesidades.

En primer lugar, tendremos menos población ociosa y viviendo miserablemente en el campo. Ello implicará una mejor distribución de la riqueza de la explotación de la tierra (al bajar la oferta de mano de obra, los jornales subirán, y aquellos que estén ganando bien querrán quedarse a trabajar allí), además de una necesidad para los productores de mecanizar sus cultivos (también provocada por la mano de obra más escasa) y, por ende, un aumento de su productividad.
También traerá consigo una disminución de las marchas campesinas, cierres de rutas, avigeatos, etc., ya que se espera que disminuyan las necesidades de los moradores.

En segundo lugar, mejorará la calidad de los servicios públicos (salud, educación, agua, luz, teléfono, etc.), ya que toda la población estará concentrada en su mayoría en esas diez ciudades, lo cual posibilitará una mucho mejor utilización del presupuesto general de gastos de la nación, vertiéndose en mayor cantidad en menos lugares.
Cómo haremos en los demás pueblos con la salud?
Servicios de atención básica, y una ambulancia lista para trasladar hacia los polos de desarrollo a los que necesiten mejor atención.

En tercer lugar, disponibilizaremos una mayor cantidad de mano de obra en las ciudades, lista para empezar a trabajar en las industrias y sus fábricas.
Evidentemente ello conllevará también un gran compromiso de darles una capacitación mínima en muchas materias. Pero también es cierto que las grandes empresas inexorablemente realizan entrenamientos a todos los empleados en sus primeros tiempos de trabajo. No hace falta preocuparse tanto por los conocimientos finos; nos ocuparemos de los básicos.

En cuarto lugar, habrán mejores ciudades, ya que el crecimiento será pensado antes de que suceda.
Las vías de tránsito municipales serán apropiadas, y la calidad de las mismas será estable y regular, ya que harán parte de una planificación nacional que deberá pasar presupuesto a los municipios.
Tampoco tendremos tantas invasiones de tierra debidas a la falta de oportunidades.
Oportunistas? Siempre los habrá. No creo que nos libremos de ellos.

En quinto lugar, dará pie a tener universidades más grandes, con más equipamiento y laboratorios (serán pocas y a cada una le tocará mayor parte del presupuesto), con mayor posibilidad de generación de proyectos interdisciplinarios de investigación.

En sexto lugar, el crecimiento poblacional dentro de la ciudad traerá consigo una evidente elevación del consumo general, generando oportunidades para el comercio y los emprendimientos.

Hay muchos otros beneficios que podría citar; en conclusión, traerá al país entero un progreso enorme en poco tiempo, ya que la producción y la productividad, tanto en el campo como en la ciudad, aumentarán.


Esa es mi propuesta: despoblemos el campo hasta hacerlo económicamente viable para sus moradores y creemos polos de desarrollo en ciudades estratégicamente elegidas.
Qué me dirían, amigas y amigos, si hacemos este Proyecto País juntos?

1 comentario:

  1. Es realmente viable promover la movilización de los campesinos a la ciudad?...
    que pasa si se les brinda las herramientas e infraestructura en temas desarrollo y salud respectivamente que necesitan, de manera que puedan hacer crecer sus comunidades al ritmo que se necesita para tener un mejor país?...
    Esto no formaría un sentido de pertenecia más fuerte, motivandolos a superarse?

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