domingo, 5 de enero de 2014

...y nosotros seguimos discutiendo sobre derecha o izquierda!

Creo en muchas cosas.
Pero una de mis principales creencias es que no hay una media verdad, sino que hay diversas verdades para los diferentes ángulos desde los que se mire una realidad, y que esas verdades corresponden, además, a un intervalo temporal determinado, transcurrido el cual, se vuelven parcial o totalmente obsoletas.
Perspectiva y pertinencia. Espacio y tiempo.

A lo largo de toda mi vida me inquirieron, casi como una pregunta existencial para poder considerarme un ser vivo pensante, que respondiera sobre si soy de derecha o de izquierda.
(Lo más interesante es que si la persona que me preguntaba era de uno u otro bando y lo que yo le respondía en algunos aspectos apenas orillaba el lado opuesto al suyo, a su criterio, esa condición mía de ser vivo pensante estaba en peor situación que antes de ser cuestionado. Impresionante.)
De un tiempo para acá empecé, por esos fenómenos, a declararme rebelde ante esa necesidad de encasillarme. Ya pasaron las épocas de mi vida en las que creía en los dogmas y en los absolutismos.

Creo en la derecha como creo en la izquierda, poniéndolas en esa secuencia únicamente basándome en el orden alfabético. Ninguna es mejor que otra. Ni la una ni la otra son absolutas, ni mucho menos perfectas, pero cada una de ellas, para una situación espaciotemporal específica, brinda una solución completa. Para ese lugar sí. Para ese momento sí. No para otros.

Lo socialista en extremo, tanto en el espacio como en el tiempo de aplicación, genera desidia y dejadez en los beneficiarios. La combatividad cotidiana del pueblo se atrofia. El que necesita, no aprende a valerse de sí mismo. No cree en sí mismo.
Políticas de derecha seguidas a rajatabla generan desigualdad en el acceso a las oportunidades. Mendigos contra millonarios, analfabetos contra universitarios, desnutridos contra gimnastas… El desenlace ya es conocido.

En situaciones de marcada necesidad o desigualdad existe necesidad de políticas de izquierda que tiendan una mano y, aunque no puedan sacar de la miseria a quienes la padecen, al menos no los dejen morir de inanición.
Esas prácticas socialistas necesitan, sin embargo, ir dejando espacio muy lentamente a una mayor responsabilidad y protagonismo por parte de aquellos que las recibieron.
Alimentá al hambriento, pero cultivá con él una huerta. Va a fallar muchas veces al inicio, pero a su tiempo sabrá cómo a hacerlo solo.
Las posturas de derecha deben aparecer necesariamente en un momento cercano a la madurez de la sociedad en un aspecto específico, como cuando el padre le quita las ruedas auxiliares a la bicicleta de sus hijos. Tienen que empezar a andar por su cuenta.
A pesar de todo esto, la característica izquierdista debe permanecer siempre presente en una comunidad por varias razones. O porque nunca todo llega al mismo tiempo a una madurez, o porque las circunstancias y los ciclos económicos desestabilizaron ciertos sectores, o porque por diferentes razones las personas de una siguiente generación no lograron ocupar el puesto que estaba pensado para ellos.

No se entiende derecha sin izquierda. No se logra nada sin derecha ni izquierda.

Veo cómo la política paraguaya ha entendido muy bien cómo funciona el sistema, y ha optado por generar tanta desigualdad como le sea posible, para ofrecer tanta ayuda como le sea posible, para captar tantos votos como le sean posibles. Pero no le pidamos que dé el paso siguiente. No le conviene ni le interesa.
La clase política, en su mayoría, no es de derecha ni de izquierda. Es lo que más le convenga.

Nuestra discusión filosófica inocua entre ciudadanos nos lleva a confrontarnos, a rivalizar los fines utópicos de nuestras radicalizadas verdades.
Antes que eso, deberíamos unirnos. Hay ámbitos donde la izquierda es la solución hoy. Hay otras donde la derecha. Hay demasiado por hacer! Unámonos y de una vez echemos fuera a esta casta ambidiestra que tiene hambreada y mantiene en la ignorancia a nuestra gente.
Es hora de unir extremos. Es hora de darnos las manos, sea cual sea la de cada uno.

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2 comentarios:

  1. Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral.
    Yo soy yo y mi circunstancia. J.O. y G.

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  2. Excelente tocayo, coincido plenamente.

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